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Arrimadas se resiste a cesar a su número 2 mientras Juan Marín lidera el motín

Igea reclama "reflexión, empatía e inteligencia". Pero los afines al barón andaluz se rebelan contra Carlos Cuadrado y José María Espejo, los dos alfiles de la lideresa naranja cuestionados.

El 14F ha fundido a negro la apuesta de Arrimadas por resucitar Cs.

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El escenario que más se temían algunos de los barones de Ciudadanos ajenos al círculo más estrecho de Inés Arrimadas al inicio de la campaña electoral de las catalanas ya está sobre la mesa.

Un partido que coqueteó hace apenas dos años con hacer vicepresidente del Gobierno a Albert Rivera y fantaseó con dar el sorpasso al PP para convertirse en el primer partido del centroderecha en España, y el mismo que convirtió a la propia Arrimadas en la líder más votada por los catalanes, amenaza ruina.

Literal. Para al menos un tercio de la Ejecutiva naranja, que se ha reunido este lunes en Madrid, esa es la cruda realidad. "Hemos dado tantos volantazos que hemos acabado mareando a los nuestros", afirma un antiguo colaborador de Rivera a ESdiario.

Ciudadanos tiene aluminosis de votantes. La debacle sin paliativos el 14F -30 escaños esfumados de golpe y más de un millón de votos perdidos- es la puntilla para una formación que ya es irrelevante en el Congreso y que se aferra precisamente a las cuotas de poder de sus barones: Madrid, Castilla y Léon, Murcia, Andalucía o Melilla. Ahí es donde radica en buena medida la fuerte oposición al proyecto de la actual líder.

Arrimadas ha resistido en estas últimas horas la embestida de sus críticos, aunque pocos dudan que en el corto plazo la sucesora de Rivera se verá obligada a entregar dos de las cabezas más reclamadas: las de su vicesecretario general, Carlos Cuadrado, y la de José María Espejo, número tres de la dirección y el álter ego de la cuestionada lideresa.

Este lunes, en la Ejecutiva convocada de urgencia el mismo domingo del escrutinio demoledor, Arrimadas se ha limitado a hacer su propio análisis "científico" de los resultados y a escuchar la catarata de reproches de quienes acusan a Cuadrado y Espejo de una campaña "irrelevante y desastrosa". Las valoraciones públicas se aplazan a las próximas horas. La guerra va para largo.

Mientras quien fue su rival en las primarias, Francisco Igea, ha querido reconducir el agrio debate interno por vías más constructivas, otro de los referentes, el andaluz Juan Marín, ha empujado a algunos de sus afines en Andalucía contra Arrimadas exigiendo la dimisión inmediata de uno de sus colaboradores con más enemigos internos, su número dos orgánico, Carlos Cuadrado.

A lo largo del día las redes sociales de muchos cargos públicos y dirigentes andaluces han sido un polvorín contra la actual dirección. Algunos, con reproches añadidos a la purga de Lorena Roldán como candidata vulnerando uno de los ADN fundacionales de Cs, las primarias y el respeto incuestionable al voto de los militantes.

Arrimadas y Carrizosa, cariacontecidos, tras constatar su debacle en las urnas del 14F

El cierre en falso de la Ejecutiva naranja -a la espera que se cuantifique también el destrozo financiero que va a provocar el hundimiento en el Parlament y que ya se cifra en más de 3 millones de euros- ha venido precedido a lo largo de toda la jornada de un auténtico aluvión de reproches a Arrimadas y su guardia de corps.

Uno de los cargos más significativos en hacerse oír ha sido el senador Fran Hervías, que fue el secretario de Organización con Albert Rivera y al que Arrimadas purgó a su llegada en su nueva Ejecutiva: "Día triste y me apena que haya gente que no esté a la altura. Mientras, el verdadero drama de España es el sanchismo y la banda campando a sus anchas".

La situación de desánimo general en la cúpula naranja la resume el antiguo colaborador de Rivera citado al inicio de esta crónica: "Cómo será el carajal ideológico que ha impuesto Arrimadas que lo mismo nos hemos desangrado hacia el PSC que hacia Vox. Eso no hay partido que lo resista".

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