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El engaño del empate de bloques y la puntilla de Tania Sánchez a Iglesias

De aquí al 4-M el director de ESdiario, Antonio Martín Beaumont, publicará un cuaderno de campaña para mirar y ver más allá del mundanal ruido de unas elecciones tan polarizadas.

Ayuso en la presentación de un avión de Iberia.

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España es una constante campaña. Aquí estamos, de nuevo metidos en elecciones. Y a mí esto, se lo confieso, me pone.

La subdirectora del periódico, Ana I. Martín, dice que cuando se acercan las urnas me convierto en su becario. Lleva razón. Y ha tenido a bien abrirme este espacio. Así que intentaré escribir un cuaderno de campaña del 4 de mayo bien pegado a la tierra, signifique lo que signifique esta frase hecha.

Permitan que estrene pintando el cuadro de la situación electoral en Madrid a día de hoy.

Los sondeos

ESdiario publicará, en estos escasos 20 días que faltan para conocer las opiniones políticas que definirán democráticamente la Comunidad de Madrid, al menos dos encuestas elaboradas por Demoscopia y Servicios. Ya aviso: esta empresa es de las que más suelen acercarse a la foto real una vez se suman las papeletas en los colegios electorales.

Lógicamente, ha comenzado el tracking permanente que permitirá ir publicando datos. Así que vayamos a lo mollar, ya que las tendencias van trazándose.

El “efecto fan” de Ayuso

Isabel Díaz Ayuso viaja con el viento a favor. Tan a favor, que vuela a la mayoría absoluta. Sí, sí, 69 escaños. A la presidenta de Madrid quieren votarla incluso personas tradicionalmente de izquierda. En los jóvenes causa furor.

Un muy ilustre periodista “progresista” con quien conversaba detalló perfectamente una escena cada día más usual: “Mi hijo, que es más rojo que Lenin -decía con gracia-, vino a verme a casa el pasado fin de semana y soltó: Yo voy a votar a Ayuso”. Pue eso.

El “efecto fan” lleva en volandas a Isabel Díaz Ayuso. Se la quiere, la gente sale a su encuentro a hacerse fotos con ella. Los hosteleros y comerciantes se asoman a las puertas de los establecimientos a regalarle viandas y productos. Más que una política parece una estrella de rock que mueve multitudes. Se ha ganado a pulso, por su coraje y acierto a la hora de compaginar salvar vidas y salvar haciendas, el amor de los madrileños. Los ha conquistado.

Pero el PP (con Vox o sin Vox) está “condenado” a tener la mayoría absoluta. No gobernará de otra forma. Si toda la izquierda junta suma un voto más, Pablo Iglesias será quien corte el bacalao. Y la vida de los habitantes de la Comunidad cambiaría radicalmente en manos de una izquierda que quiere cerrar Madrid. Así que trabajar por una “súper movilización” del centro derecha en torno suyo es el único camino juicioso que puede elegir la actual presidenta en la campaña para asegurar la libertad.

Sánchez contra Gabilondo

A Ángel Gabilondo le ocurre lo contrario que a la presidenta de la CAM. El candidato socialista pierde fuelle. La irrupción de Pedro Sánchez en permanente batalla contra Ayuso le desangra y agranda a su rival. Gabilondo va a recibir en su culo la patada que todos quieren dar al dúo Pimpinela Sánchez-Iglesias. Se ha instalado entre la gente que Sánchez tiene una obsesión contra Madrid.

Un respetado miembro del Comité Electoral del PSOE-M se me quejaba este pasado viernes de que La Moncloa ha tomado las elecciones “manu militari”. A tanto llega la cosa, que a Gabilondo le da escritos los discursos el personal monclovita de Iván Redondo. ¡Qué no se le ocurra saltarse una coma!

A Ángel Gabilondo se le está poniendo cara de Abel Caballero

Al bueno de don Ángel se le está empezando a poner cara de Gonzalo Caballero, el candidato del PSOE en Galicia que en los últimos comicios autonómicos consiguió contra Alberto Núñez Feijóo el peor resultado de la historia del socialismo gallego.

Monasterio, firme

Rocío Monasterio, la número uno de Vox, algo eclipsada por la presencia constante de Santi Abascal, y pese a las informaciones interesadas que apuntan a que podría quedarse fuera de la Asamblea por no alcanzar el corte del 5%, está afianzada en los gustos madrileños. Es una buena candidata. Y el votante de Vox es muy fiel. Basta ver el fervor popular de los actos allí dónde han ido.

El partido verde sí cae algo, claro, porque el “voto útil” a Ayuso le resta apoyos, pero tiene un suelo sólido que le hace estar cerca de los 12 escaños que actualmente tiene.

Abascal y Monasterio en un acto en Guadalix de la Sierra este lunes.

Ahora bien, Abascal sabe bien, pese a lo que algunos le susurran, que su partido no es el de Le Pen. Vox se nutre de voto conservador, de la derecha tradicional. Y Madrid no es ni por asomo como Cataluña o el País Vasco. Esas regiones le han cogido el gusto a tener políticos que son como esos niños consentidos que siempre desean llamar la atención.

En Madrid la gente abrumadoramente es moderada y desea orden y concierto. Iglesias juega estratégicamente a ser un matón (ya no es visto como un profesor universitario sino como una fiera sectaria herida mortalmente) y Monasterio y Abascal no pueden caer en una trampa que pretende “armar bulla” a costa de ellos para agitar a una izquierda que languidece en la abstención.

Tania da la puntilla a Pablo

En la izquierda más a la izquierda, la guerra está de culebrón. Íñigo Errejón, mucho más inteligente que Pablo Iglesias, sabe que van a seguir en la oposición. Lo del empate entre bloques es pura ingeniería social de la “factoría Redondo” para embaucar a ingenuos. Así que afronta las elecciones como una oportunidad para asentar su proyecto con vistas al futuro.

Ciertamente, Más Madrid le roba votos al PSOE. De hecho, ahora mismo, la lista encabezada por Mónica García tiene asegurado sacar el diputado número 17, precisamente el que ocupa Tania Sánchez.

Iglesias sabe que está ante su muerte política

Quien se desinfla, después de un ligero repunte inicial tras su anuncio de ser candidato, es Iglesias. No es sencillo que supere el 5%, pero en cualquier caso parece que sólo aspira a no perder los siete diputados que tuvo en 2019. Nada más.

El “enfant terrible” de la casta, convertido en “ultra casta”, sabe que está ante su muerte política. Quizá por ello el calculador Iglesias, sabedor de lo que le espera, ha pedido cobrar, pasándose por el Arco del Triunfo el Código Ético de Podemos, 5.300 euros mensuales a los que tiene derecho por la cesantía como ministro.

Y, por último Edmundo

El cabeza de cartel de Cs, Edmundo Bal, ya no roza ni en el 3%... y sigue en caída libre. Inés Arrimadas debería prepararse para cerrar su sede en la calle de Alcalá. Al parecer, incluso Albert Rivera medita presentarse con el Partido Popular en las próximas elecciones generales, como candidato por Barcelona. Sería una enorme noticia. El partido que fundó, por desgracia, ha perdido toda utilidad.

En Madrid, los tejemanejes desleales de personajes como Ignacio Aguado o César Zafra han consolidado su imagen como los Judas de la política. Tampoco las maquinaciones incomprensibles de Arrimadas han ido por otro camino. Y, ya se sabe, Roma no paga traidores.

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