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Sánchez vende un plan de recuperación sin aprobar como señuelo electoral

Cada día, el triunvirato que forman el presidente, Nadia Calviño y Yolanda Díaz, que debería revertir los negros nubarrones que sobrevuelan a millones de familias, pierde más credibilidad.

Pedro Sánchez durante su comparecencia de este martes en La Moncloa.

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La semana arrancó marcada en rojo en La Moncloa. La maquinaria de propaganda presidencial ha “vendido” como un paso adelante hasta el retraso, al menos por una semana, de la aprobación del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que nace al calor de los multimillonarios fondos europeos.



Se demora, no lo duden, para acercarlo más a la cita con las urnas en Madrid. Pedro Sánchez, en campaña contra Madrid e Isabel Díaz Ayuso, está dispuesto a presumir de bienestar hasta decir ¡basta! Ni siquiera le frena que su vicepresidenta económica,, dejando en papel mojado los Presupuestos aprobados hace solo unas semanas. Que la realidad no estropee un buen eslogan electoral.

Sánchez vende optimismo como si el común de los españoles no viera lo que ve a diario

Marketing, publicidad y propaganda antes que gestión. Y el presidente apuesta ahora por cargar las tintas del optimismo. Poco importa si ofende así la inteligencia del común de los españoles, quienes, a simple vista, observan a diario una situación espantosa. A pie de calle, el futuro, cuando no el presente, se presenta crítico.

¿Quién no ve cómo van desapareciendo comercios, cómo echan el cierre definitivo las tiendas del barrio de toda la vida o cómo uno mismo, familiares o amigos se aferran a un ERTE con fecha de caducidad o suman dificultades para abandonar la lista del paro? ¡Y esas colas del hambre que llenan de rabia y tristeza a cualquiera...! Todo esto no parecen contemplarlo los guionistas que le escriben el “relato” a Sánchez.

Cada día, lógicamente, el triunvirato que forman Pedro Sánchez, Nadia Calviño y Yolanda Díaz, que debería revertir los negros nubarrones que sobrevuelan a millones de familias, pierde más credibilidad. Las goteras de España ya no soportan más manos de pintura para disimularlas. La devastación que ha traído la pandemia exige liderazgos que impliquen a los ciudadanos en un proyecto ilusionante, cargado de futuro, sobre la base de un adecuado análisis de la coyuntura, tan duro como la ocasión lo requiera.

Pero, en lugar de eso, Sánchez vive en los mundos de Yupi. No quiere escuchar a nadie que diga lo difícil que está siendo y va a seguir siendo 2021. En esa realidad paralela por donde se mueve el presidente del Gobierno se habla de los éxitos políticos que le esperan una vez llegue 2023 y toque la Presidencia rotatoria de la Unión Europea coincidiendo en el tiempo con la campaña de las elecciones generales. Seguramente, en psiquiatría tendrán bien estudiado este tipo de conductas.

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