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"Spin doctors": cuatro hombres y una mujer manejan los hilos invisibles del 4-M

El nivel de los profesionales que están en la sala de máquinas de Díaz Ayuso, Gabilondo y Monasterio da idea de lo mucho que hay en juego. Aquí no hay noveles; todos son veteranos.

Alfonso Serrano, el jefe de campaña de Díaz Ayuso.

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Ya se sabe: sienta un estratega a tu mesa. Los gurús son imprescindibles para cualquier político que se precie. Antes, quienes escribían los vibrantes discursos, quienes preparaban los argumentos para marcar la campaña día a día, eran “negros” que permanecían en secreto. Odiaban ver su nombre en los medios. Sólo eran conocidos por los muy “iniciados” de los cuarteles generales de los partidos.

Las cosas ahora han cambiado. Hoy los “spin doctor” son a veces tan famosos como sus aconsejados. Más todavía, en demasiadas ocasiones son ellos mismos los que llaman a los periodistas para que se sepa que la patente de una idea es suya, aunque la firme el “masca” que pone su cara en los carteles.

Ojo, no estoy hablando de jefes de prensa o directores de comunicación, que generalmente racionalizan las relaciones -de por si tumultuosas- entre los mandatarios y los medios que acuden como legión en busca de respuestas. Esos son los esforzados de la ruta. Y, en demasiadas ocasiones, quienes pagan los platos rotos cuando las cosas salen mal.

La cara de un hombre de Estado

No, hablo de otro tipo de asesores, “ilustres”, mediáticos en numerosas ocasiones, gente que parece tener siempre en su cabeza el camino del éxito. Una vez Jesús Posada me dijo algo muy descriptivo de uno de estos alquimistas conocedores de la fórmula del bálsamo de Fierabrás: “El éxito de Fulanito (omito el nombre para respetar a la confidencialidad de quien fuera ministro y presidente del Congreso) consiste en llevar siempre cara de ir a arreglar España, aunque vaya a hacer pis al lavabo”.

¿Quién no ha oído hablar, por ejemplo, de Pedro Arriola? Jamás perteneció al PP, y sin embargo se le llegó a atribuir tal influencia en líderes tan dispares como José María Aznar y Mariano Rajoy que muchos le “responsabilizaron” de haber sido quien, desde las bambalinas, llevó al centro derecha a las mayorías absolutas de 2000 y 2011. Y mira que él, discreto hasta hartar, quiso siempre quedarse fuera de los focos.

Pues bien, incluso en esta materia tan morbosa el 4-M de Madrid supera todo lo conocido. Fíjense...

El alquimista de Sánchez

El PSOE ha colocado como “consigliere” al mismísimo “súper asesor” del presidente del Gobierno, su jefe de gabinete Iván Redondo. El hombre que “todo lo que toca lo convierte en oro”, electoralmente hablando, es el responsable de hacer de Ángel Gabilondo un “Fórmula 1”. Un lujo, sin lugar a dudas.

Redondo es un “killer” con una pistola que lleva muescas de triunfos con políticos tan dispares como Xavier García Albiol, José Antonio Monago o -el más sonado- Pedro Sánchez, a quien llevó de la nada al todo: de secretario general del PSOE “expulsado” del partido a presidente del Gobierno, primero a través de una moción de censura y luego en las urnas. De hecho, todos le achacan haber pergeñado el “efecto” que hizo al PSC ser el partido más votado en las últimos comicios catalanes, aunque su representado, Salvador Illa, haya pasado de ministro a diputado autonómico en el Parlament. ¿Víctimas colaterales?

Abascal, forjado a pie de urna

Más directo todavía ha sido lo de Vox. ¿Para qué andarse con intermediarios? El mismo líder del partido es quien se ha hecho cargo de la campaña de Rocío Monasterio. Ahí es nada. Santi Abascal -quien, por supuesto, experiencia en elecciones tiene toda- es el jefe de la campaña.

Santiago Abascal no se separa de la vera de Rocío Monasterio.

Abascal no ha parado nunca de ser candidato desde que tiene uso de razón. Así que es sin duda quien mayor experiencia tiene en estas lides en la formación verde. Asimismo, se ha presentado en lugares dificilísimos. Recordemos sus inicios en el País Vasco, en los años en los que no te exponías sólo a que te lanzasen una piedra -como ahora les ocurre a las huestes de Vox- o te gritasen “fascistas” hordas de violentos sectarios de ultra izquierda, sino que la amenaza, por desgracia tantas veces cumplida, era que te asesinara la ETA.

El experimentado “fontanero” de Génova

Pues bien, conociendo al jefe de campaña del PP, Alfonso Serrano, no creo que se ponga demasiado nervioso a pesar de ver tan ilustres compañeros de fatigas a cada lado. Es el sentido común personificado. Me lo imagino cortando de raíz el perjudicial debate sobre el debate electoral que se había montado diciéndole a su candidata: “Isa, tienes que ir a Telemadrid, aunque nos asquee el sectarismo de su director”. Precisamente eso debe ser un director de campaña: quien pone cordura cuando todo se desmadra por la confusión de la cercanía del examen en las urnas.

A quien va a coordinar el entramado de la campaña de Isabel Díaz Ayuso, que parte como gran favorita, tampoco le falta experiencia. Y sobre todo, a diferencia de sus competidores, ha “mamado” la política en y por Madrid, pese ha haberse dedicado también en su partido a tareas nacionales.

Serrano ha sido estos últimos años el portavoz del Grupo Popular en la Asamblea de Vallecas, además de responsable del Departamento Electoral en Génova 13 toda una década. Hablamos de un “fontanero” al que nunca se le han caído los palos del sombrajo para hacer cualquier tarea que sus siglas le encomendasen.

Ojo, que Ayuso también tiene en su equipo a “gurús” tan importantes como Miguel Ángel Rodríguez, el periodista que susurró al oído a Aznar en sus mejores años, o Sandra Fernández, probablemente la mujer que más sabe de televisión de cuantas me he encontrado en ese medio. Sandra es una máquina de crear ilusión a base de trabajo serio y profesional y ha sido directora de programas de tanto éxito como La Sexta Noche o el mítico espacio del corazón Salsa Rosa.