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La agónica charla de Sánchez con Redondo para frenar el desplome en Madrid

Con un candidato flojo y una campaña llena de improvisaciones, el presidente Sánchez ve tambalearse el suelo de Moncloa. El PP ha cogido carrerilla en Sol y en Génova.

Pedro Sánchez e Iván Redondo

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Me cuenta mi “garganta profunda” en La Moncloa un suelto que novelizo de la última reunión de Pedro Sánchez con parte del ejército de expertos en estrategia política que le ha ido reclutando Iván Redondo.

“¿Qué está pasando en Madrid?”, preguntó el presidente sin esperar más, apenas sentado.

Sánchez está muy preocupado por los “malos datos" que llegan a su mesa. Los socialistas siguen a la baja y Más Madrid, pese a que aún sigue lejos, empieza a ver posible el “sorpasso” que lo convertiría en la fuerza con más diputados de la izquierda en La Asamblea de Vallecas.

De hecho, el tracking para ESdiario de la empresa Demoscopia y Servicios señala que en esta última semana los de Íñigo Errejón y Mónica García han tenido una “fuerte subida” de casi 0,8% a costa de Ángel Gabilondo y Pablo Iglesias.

La respuesta por parte de Redondo fue inmediata: “Tenemos un candidato que no tira”.

“¿Y Hana Jalloul?”, preguntó Sánchez sobre la número dos que él “incrustó” en la lista sacándola de la secretaría de Estado de Inmigración para reforzar a Gabilondo. “Es una candidata cuyo nombre la gente no sabe ni pronunciar y prácticamente una desconocida; puede pasearse por la Gran Vía y nadie repararía en ella”, contestó el mediático jefe de campaña.

El metódico Félix Bolaños, secretario general de Presidencia, asentía con la cabeza pese a no estar casi nunca de acuerdo con el “spin doctor” del presidente. “No esperemos más, demos inmediatamente el siguiente paso”, decidió Sánchez.

Sánchez ve tambalearse su suelo

La orden estaba clara, pese a que todos allí sabían que lo que habían planificado se estaba precipitando demasiado. El siguiente conejo tocaba sacarlo de la chistera a mitad de campaña, pero la ansiedad se ha instalado entre los socialistas. “Aquello es el camarote de los hermanos Marx”, me dice un fontanero monclovita. Los progresistas andan “huérfanos de ilusión”, he escuchado en el PSOE-M.

La “ficticia” vicepresidenta económica de un hipotético Gobierno de izquierdas en Madrid se ha borrado de la carrera

No sólo eso. Son ya muchos los mandatarios del partido del puño y la rosa que hablan abiertamente del cambio social en las calles. Y no se trata solamente de que los votantes vayan a llevar en volandas a Isabel Díaz Ayuso hasta Sol. Eso no tiene vuelta atrás. Consiste, también, en que Pablo Casado escala posiciones y aparece en “empate técnico” con Sánchez en los sondeos más benevolentes con el socialismo.

El “imbatible” presidente ve ahora cómo se tambalea el suelo que pisa. Hasta sus socios parlamentarios más fiables empiezan a decir: “Pablo Casado, desde luego, no es Mariano Rajoy”. El conglomerado construido contra Rajoy empieza a deshacerse. El cambio está en marcha.

El 5 de mayo, tal como van las encuestas, para Pedro Sánchez la pendiente insoportable de Madrid puede convertirse en una etapa de alta montaña pirenaica en toda España.

La estrella se va a Cancún

Dicho y hecho. El nuevo mirlo blanco de Sánchez salió a escena rápidamente haciendo reverencias. Reyes Maroto es otra estrella que Sánchez quiere lanzar a los cielos de la capital española. Gabilondo es un candidato “quemado” ya en el tiempo de precampaña.

Pues bien, tan precipitado ha sido este nuevo enredo del ala oeste de La Moncloa, que la ministra de Industria, Comercio y Turismo ni siquiera ha podido poner orden en casa. De hecho, este lunes debe desplazarse a Lanzarote para presentar los planes de sostenibilidad turística. Pero aún hay más: desde el jueves, y durante cinco días, saltará el charco y se marchará a Cancún (Méjico) a la Cumbre Global del Turismo.

Desde luego, el “despeje hacia adelante” que le ha mandado el presidente al bueno de Gabilondo es envenenado. La “ficticia” vicepresidenta económica de un hipotético Gobierno de izquierdas en la Comunidad de Madrid se ha borrado de la carrera a las urnas antes de empezar.

En fin, como suele decirse, a perro flaco todo son pulgas.