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Iglesias vuelve a la Ser más dramático e intenta convertir al PP en fascista

El candidato de Podemos no formula ninguna autocrítica por su apoyo a la violencia y trata a la desesperada de incluir a Ayuso en su "cordón antifascista".

Pablo Iglesias

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Andrea Jiménez

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Más dramático, más radical contra el propio PP y más dispuesto a elevar la tensión al máximo para sobrevivir al 4M. Pablo Iglesias ha vuelto al estudio de la Cadena Ser después de abandonar el debate electoral el pasado jueves para seguir con su campaña "antifascista".

La confrontación entre dos bloques se ha convertido en el epicentro de su discurso, dejando a un lado cualquier programa o proyecto, sino que es un enfrentamiento de la izquierda que él representa, contra una derecha a la que ya ha deslegitimado, acusando a de olvidarse de la pandemia para utilizarla como una oportunidad política contra Sánchez.

"El PP no se puede ir de rositas" ha asegurado el candidato de Unidas Podemos, ya que, a su juicio, "Ayuso parece más la candidata de la ultraderecha que la propia Monasterio" puesto que "Vox es una escisión del PP".

Así, Iglesias ha monopolizado la campaña convirtiéndose en su protagonista, jaleando el enfrentamiento e insistiendo en que Vox es un partido "fascista" con el que no hay que debartir. "Al fascista hay que acallarlos también en las tertulias", ha asegurado, para añadir que "si dejamos que los términos del debate los fije el trumpismo de Vox no podemos hablar. Si nos sentamos con ellos, al final hablamos de bulos".

Un discurso que le ha llevado a afirmar que tiene "la esperanza de que a partir del día 4 pueda haber movilización para un gobierno de izquierdas", para el que ya cuenta con Ángel Gabilondo, puesto que "nos correrían a gorrazos si no lo hacemos".

Además, ha colocado a Sánchez y a todos los partidos de izquierdas de su lado al asegurar que "ayer el presidente del Gobierno y todos los partidos de izquierdas hablan de fascismo", al igual que, a su juicio, "lo hacen los periodistas", a pesar de haber vuelto a señalar a Ana Rosa Quintana como altavoz de los "bulos" que, según él, difunde Vox.

Iglesias apuesta establecer  un "cordón sanitario" contra Vox: "Hay que hacerles frente"

De hecho, en una entrevista en Radiocable ha añadido que "la clave del verdadero poder de la ultraderecha "no es política, sino mediática". "En este país las cloacas tenían también una dimensión mediática mayoritaria. Cuando un telediario dice que lo que se produjo la sede de la Ser fue un tenso enfrentamiento es un abierto blanqueamiento de la ultraderecha. Lo que dice Vox te lo están diciendo por la televisión, radio, y las portadas de 'La Razón', 'ABC' y 'El Mundo'; ahí está la ultraderecha y es peligrosa. Y eso lo hemos dicho, en el siglo XXI la clave del fascismo es el poder mediático y los vínculos con poderes económicos. Y esto alguien lo tenía que decir", ha esgrimido.

Así, con su discurso ha intentado deslegitimar cualquier opción que no pase por la izquierda, y aunque sigue presentándose como el abanderado de la tolerancia cree que no hay que tolerar "determinadas ideas", sino que "hay que hacerles frente", ya que, a su juicio, la democracia está en "peligro".

"Por ello, ha insistido en establecer un "cordón sanitario" contra Vox, alegando que "la mentira no puede tener las mismas peso que las cosas que son verdad", dando por sentado que su discurso es el único válido y posible y deslegitimando cualquier otro que no se ajuste a lo que él considera lo correcto.

Ninguna autocrítica

Iglesias no se ha visto impelido a hablar de su desigual respuesta a la violencia ni de su complicidad, por acción u omisión, con episodios mucho más contundentes sufridos por sus rivales políticos. Las agresiones a VOX en Cataluña, País Vasco o Madrid nunca tuvieron su condena. Y en otros episodios, como la violencia desatada en la capital o Barcelona por los seguidores de Pablo Hasel, su portavoz incluso ha llegado a defenderlo, con tuis muy elocuentes de Pablo Echenique en ese sentido.

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