El día trágico que esconde Sánchez: rescate europeo y regresión democrática
Europa empieza a rescatar a España en un clima de opacidad y con cuatro escandalosas sombras sobre el Estado de Derecho.
España va a empezar a ser rescatada este viernes en Europa, en un día trágico en el que, al drama económico, se le suman muchas sombras inquietantes sobre la salud del Estado de Derecho.Sobre lo primero, la Comisión Europea se acostará esta noche con los 2.000 folios de propuesta española para empezar a recibir los dos primeros tramos financieros de los 140.000 millones que espera recibir en cinco años: unos 27.000 millones de junio a diciembre, con 9.000 de adelanto previstos para cuando termine mayo.
Pero nadie más conocerá qué ha propuesto el Gobierno para lograr una cantidad aparatosa que, pese a todo, no es la panacea definitiva: solo en 2020 el déficit acumulado de 123.000 millones de euros es muy similar al importe total del rescate para un lustro.“Y hay que recordar que la mitad es un préstamo y que España tendrá que poner por su parte unos 37.000 millones en el presupuesto europeo”, explican fuentes de Bruselas a ESdiario. Las cuentas no salen, especialmente si se produce una “tormenta perfecta” para la economía: que el Gobierno mantenga el inmenso coste de la Administración Pública y que, mientras, suba el esfuerzo fiscal de ciudadanos y empresas y además recorte prestaciones clave como las pensiones.
El rescate desde Bruselas coincide con una cadena de sospechosos ataques y errores que siembran la duda sobe la salud del Estado de Derecho
“Si España no hace bien esto, la resaca de la crisis va a ser muy larga”, arguyen fuentes del PP, que deposita toda la esperanza en el control de Bruselas: “Nos van a examinar hasta dos veces al año y aunque Europa es discreta y tiene ganas de ayudar por su propio bien, no puede permitirse pasar una”, concluyen.Y no termina ahí la cosa en un “viernes negro” que Sánchez intenta presentar como una fiesta, aunque esta vez sin el pianista James Rhodes tocando el “Himno de la alegría”. Porque 24 horas después de que intentara vender una trágica Encuesta de Población Activa (EPA) como un éxito, utilizando los únicos datos positivos que ofrecía el Madrid de la detestada Ayuso; se amontonan las sospechas en asuntos clave.
La Justicia, harta
De entrada, tres de las cuatro asociaciones de magistrados de España mantienen una reunión telemática con la Unión Europea para denunciar, sin miramientos, el intento de asalto de Moncloa al Poder Judicial, ahora mismo atado de pies y manos por una ley exprés que parecía decirle al que, o se rendía y se dejaba renovar al antojo de Sánchez, o quedaría paralizado.Fuentes jurídicas confirman a este periódico que en ese encuentro virtual se alertará, con toda la contundencia posible, por la deriva del Gobierno y su poco respeto a la separación de poderes, intentando garantizarse el auxilio de Bruselas si Sánchez no respeta el mecanismo constitucional de renovación del CGPJ. “Incluso se sacará el precedente de Polonia”, añaden las mismas fuentes apelando a un caso similar que ha puesto incluso en duda la transferencia de ayudas europeas a Varsovia.La jornada fúnebre se completa con otros casos en los que se dirime, nada menos, la salud del Estado de Derecho: la utilización del CIS como arma electoral del PSOE en la campaña madrileña, consistente en seguir haciendo sondeos secretos para Iván Redondo; y la denuncia del PP ante el Constitucional para frenar el uso del BOE como un panfleto ideológico con la .
Voto por correo
“Y queda lo de Correos”, añaden fuentes políticas en referencia a la sospecha levantada en el voto a distancia. La propia Junta Electoral ha tenido que intervenir para exigirle a la entidad, dirigida por el exdirector del Gabinete de Sánchez, que aclare las dudas de la opinión pública y deje de confundirla con la extraña gestión de los tickets que entrega al depositar el voto.En ese contexto de rescate y regresión se entienden mejor las críticas palabras de Felipe González contra Pedro Sánchez, tan contundentes como indiciarias del movimiento subterráneo que, pese a todo, sigue existiendo en el PSOE, aunque nadie apuesta a favor de que sirva de mucho.