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Madrid baja a la tierra a Sánchez: 5 frentes y la legislatura comienza de cero

Nada va a ser igual en Moncloa el 5-M. El presidente se va a ver obligado a reflexionar y mucho qué camino imprimirle al segundo ecuador de su mandato. Está más solo y débil que nunca.

Sánchez, en un gesto de reflexión.

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En Moncloa ha comenzado ya en estas últimas horas a aplicarse el llamado protocolo del duelo. Y primero, la asimilación de la pérdida. Tal vez por eso, destacados portavoces del entorno de Pedro Sánchez han comenzado la digestión de los resultados del 4-M con la vieja táctica de ponerse la venda antes de la herida.

"Lo de Madrid son unas elecciones autonómicas, sus resultados no son extrapolables", es el mensaje que el aparato propagandístico de Presidencia ha comenzado ya a trasladar a los creadores de opinión más afines.

Lo cierto es que Sánchez, y sobre todo el aparato de Ferraz que dirigen Adriana Lastra y José Luis Ábalos, han comenzado a asumir la derrota de Ángel Gabilondo frente a Isabel Díaz Ayuso y el fracaso absoluto en Podemos de la operación Iglesias, destinado a engordar las expectativas de una alianza de izquierdas, una reedición madrileña del pacto del abrazo entre Sánchez e Iglesias.

"La legislatura comienza de cero", sentencia en ESdiario un destacado dirigente socialista, convencido de que Sánchez "va a tener que mover ficha". "En el corto o en el medio plazo, de una u otra forma", apostilla. Algunos aventuran que la hipótesis de un adelanto electoral -lejano de momento- va a comenzar a analizarse con más profundidad en el equipo de Iván Redondo.

Si las urnas del 4-M dictan la sentencia que todas las encuestas auguran, Sánchez no va a tener mucho tiempo para lamentaciones. Esa legislatura reseteada tiene ya cinco delicados frentes abiertos.

El primero, una rebelión en ciernes de presidentes autonómicos -liderada por Íñigo Urkullu, el socio preferente del PSOE- para evitar que el presidente finiquite el estado de alarma este próximo domingo. Si Sánchez no cede, se verá aún más su soledad en el Congreso -hasta los partidos de la mayoría Frankenstein comparten la visión del PP en este asunto-. Si cede, lo que verá es su absoluta debilidad parlamentaria.

Al frente autonómico por la pandemia y por el reparto de los fondos europeos, a Moncloa se le abre el frente interno en el Consejo de Ministros. Si Podemos sufre el varapalo que anticipan los sondeos, los socialistas temen que el sector morado del Ejecutivo -sobre todo la ministra Ione Belarra- busque una campaña de agit prop para endosar el fracaso de Iglesias a toda la coalición progresista. Y por si fuera poco, los problemas judiciales acechan a la ministra Irene Montero por el caso de su niñera.

Sánchez se va a ver obligado a reformular el "pacto del abrazo" con Podemos tras las urnas madrileñas.

Tercer frente a partir del 5-M: Europa. Primero por la vía judicial, Bruselas va a apretar aún más a Sánchez para que negocie con el PP la renovación del CGPJ.

Así se lo ha prometido el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, a la vicepresidenta de la Comisión. Por otro, por la vía del rescate. Los técnicos de Úrsula Von der Leyen ya examinan desde este lunes con lupa el plan de reformas remitodo por Nadia Calviño el pasado viernes.

Cuarto frente, Cataluña. La operación Illa va camino de la irrelevancia definitiva tras el deshielo entre ERC y Junts avanzado este lunes por ambas formaciones independentistas. Y Esquerra va a decidir en los próximos días si, para lograr el voto definitivo de los exconvertentes para investir a Pere Aragonés, pone a los diputados de Gabriel Rufián al servicio de un nuevo procés y deja tirado a Sánchez en su precariedad parlamentaria.

Y quinto frente, el interno. Ferraz teme que si el fracaso de Ángel Gabilondo es humillante, una cascada de dimisiones en la dirección del PSOE-M. La primera, la de su cuestionado secretario general, José Manuel Franco.

Más aún, a las puertas del 40 Congreso Federal y de los regionales inmediatamente posteriores. Lo que obligaría a Sánchez a nombrar una gestora en Madrid. Y en Andalucía, el PSOE-A convertido de nuevo en un polvorín. Y con Susana Díaz dispuesta a dar batalla. Mucha reflexión por delante en una Moncloa que se las prometía muy felices hace unas semanas cuando activó la bomba de Murcia.