Calvo y Montero reniegan ahora de la crispación tras enmudecer con Iglesias
Después de que Sánchez haya guardado silencio ante la detención de los escoltas del líder de Podemos, Moncloa clama contra el "ruido" en la campaña del 4-M azuzado por su socio.
Después de azuzar cordones sanitarios, extender la acusación de "fascista" a la mitad de los madrileños. o que el propio presidente del CIS, José Félix Tezanos, haya insultado a los votantes del PP, Moncloa reniega de la "crispación" en la campaña del 4-M. Todo, además, tras guardar silencio ante la detención por agresión de dos escoltas del propio Pablo Iglesias.La portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, ha animado a los ciudadanos a votar en las elecciones de este martes, un mensaje que ha reiterado la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, que ha defendido que la crispación "nunca es buena".
Montero ha aprovechado su comparecencia tras la reunión del Consejo de Ministros para resaltar "la normalidad con la que se está desarrollando en la jornada electoral". Además, ha aprovechado para "animar a que la ciudadanía siga expresando con su voto democrático quién cree que tiene que gestionar la comunidad en los próximos dos años".En la misma línea se ha pronunciado la vicepresidenta Calvo, que ha sostenido que "por respeto al proceso electoral", no es pertinente que el Gobierno haga comentarios sobre esta cita con las urnas, más allá de "animar a la participación". "Cuantas más personas ejerzan su derecho a votar libremente mejor", ha acotado.
Una de las activistas de Femen retenidas por la Policía al intentar sabotear la votación de la candidata de Vox, Rocío Monasterio. También en cuanto a la "crispación política" que ha marcado la campaña electoral madrileña, Calvo ha dejado claro que el Gobierno piensa que esta "nunca es buena" porque "aleja a la ciudadanía de la verdadera función de la política"."La crispación no sirve y aleja a los ciudadanos del papel que tienen que cumplir las instituciones y los representantes públicos", ha añadido, incidiendo en que "la democracia nos obliga a todos a encuentro y acuerdo".
Así pues, ha sostenido Calvo, "la política del enfrentamiento continuo tampoco es una expresión admirable de la democracia" sino que esta "tiene que tener límites porque los ciudadanos esperan siempre soluciones y respuestas de sus problemas".