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La fontanería del PSOE revienta: la cúpula de Sánchez se parte en dos bandos

La derrota sin paliativos del 4-M ha sacado a flote un cisma que, en realidad, se produjo tras la frustrada moción de censura en Murcia. Uno -Redondo- contra todos. Y todos contra uno.

De izquierda a derecha, Cerdán, Ábalos, Narbona, Sánchez y Lastra.

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Ana Martín

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Las tensiones en la fontanería socialista venían siendo cada vez mayores desde el fracaso de la moción de censura en Murcia y la derrota sin paliativos en las elecciones del 4-M ha terminado por hacerla reventar. El agua les llega al cuello.

La situación es límite. Iván Redondo se sabe señalado por la desastrosa campaña de Ángel Gabilondo -orquestada y dirigida desde los despachos de La Moncloa- y ha empezado a disparar. Culpa directamente a José Luis Ábalos, Adriana Lastra, Santos Cerdán y Félix Bolaños, según ha podido ESdiario. Es la guerra. Hay dos bandos.

Los culpa, en concreto, de haber diseñado la ruinosa operación de Murcia, que ha acabado siendo la tumba política de Ciudadanos y un punto de inflexión en una legislatura que progresaba adecuadamente para Pedro Sánchez. Es más. Su entorno asegura que Redondo se opuso desde el mismo momento en que se enteró, pero sin éxito.

El jefe de Gabinete del presidente no está señalando a unos cualquieras dentro de la estructura del PSOE, sino nada menos que a los cuatro pilares del apparátchik socialista: Lastra es la vicesecretaria general; Ábalos, el secretario de Organización; Cerdán, el secretario de Coordinación Territorial y mano derecha del anterior; y Bolaños, el secretario general de Presidencia, los ojos y oídos de Ferraz dentro de La Moncloa.

Uno frente a todos. O todos frente a uno, aunque como ya desveló este periódico Sánchez no tiene la más mínima intención de prescindir de su gurú de cabecera, del que dicen sus críticos que siempre intenta lo mismo: atraer a los votantes de Cs. No le salió en la repetición de las elecciones generales de 2019, sí le salió en las elecciones catalanas con Salvador Illa, no le salió en las elecciones madrileñas.

Félix Bolaños, Iván Redondo y el secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver.

De fondo se atisba el Congreso Federal que el PSOE celebrará entre los días 15 y 17 de octubre en Valencia y en el que se barrunta que Sánchez puede hacer cambios de calado en la cúpula del partido. Nadie está a salvo. De ahí los nervios y que los enfrentamientos sean cada vez más indisimulados.

Franco, el cabeza de turco

La dimisión forzosa del secretario general del PSOE de Madrid, José Manuel Franco, que apenas tuvo arte ni parte en la estrategia de campaña, también ha sido motivo de discordia. Lastra se oponía, lo consideraba injusto.

El comunicado enviado justificando su sacrificio "para que no se utilice un mal resultado en los comicios de la Comunidad de Madrid para atacar al Partido Socialista y al Gobierno de España" ha levantado ampollas en un partido en carne viva.

A su baja se añade la del propio Gabilondo, que no recogerá su acta como diputado.

Con las balas silbando ahora en Andalucía, Sánchez intenta reconducir el foco hacia La Moncloa. Este viernes él y sus cuatro vicepresidentas, Carmen Calvo, Nadia Calviño, Yolanda Díaz y Teresa Ribera, se desplazaron a Zarzuela para el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

La vida sigue en el PSOE. Pero nada es igual.

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