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La nueva Generalitat se estrenará con un desprecio público al Rey muy ostentoso

El Parlament celebra este jueves la sesión de investidura de la que saldrá como presidente Pere Aragonés, algo que utilizarán los secesionistas para protagonizar otra afrenta a Felipe VI.

Laura Borrás, presidenta del Parlament

Publicado por
A. Jiménez

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El independentismo ya tiene en marcha un nuevo plan para intentar ningunear a Felipe VI. Un nuevo desprecio que se consumará cuando Pere Aragonés sea investido presidente de la Generalitat con el apoyo de Junts. Laura Borrás, presidenta del Parlamento catalán, ya lo ha desvelado.Y es que, este mismo jueves comienza la sesión de investidura de la que saldrá el nuevo gobierno catalán, conformado por ERC y Junts. Borrás ya ha avanzado que no irá al Palacio de la Zarzuela a comunicárselo al rey Felipe VI.

Hasta aquí nada que sorprenda en exceso ya que los desplantes hacia la Corona son habituales en el seno independentista, si no fuera porque ha aclarado que sí tienen pensado comunicar al Rey quién será en nuevo presidente catalán de forma mucho menos formal."Hay medios a nuestro alcance, como cartas o correos electrónicos, para poder hacer esta comunicación", ha asegurado la líder independentista una entrevista en TV3, despreciando el papel institucional de la Corona.Así, Borràs ha rechazado reunirse con el Rey para comunicarle lo que ha considera un mero trámite, y ha dicho que cuando lo hizo como portavoz de Junts en el Congreso fue por otras razones que a su juicio tienen una mayor importancia que el hecho de que Cataluña tenga un nuevo presidente autonómico."Cuando he ido a ver al rey de España, he ido a decirle en directo un conjunto de cosas que creía que era necesario, relevante y no fácil de decir cuando tienes a alguien delante", ha explicado.

Sus predecesores

Sin embargo, la postura de Borrás no dista mucho de la de sus antecesores. Antes de la llegada de los independentistas al poder, era habitual solicitar una reunión con el Rey para comunicar la investidura, pero eso se rompió en 2016.Entonces, Felipe VI declinó encontrarse con Carme Forcadell, una vez que ya se había desatado el procés y las relaciones estaban más tensas que nunca, ya que el Parlamento catalán había aprobado su declaración unilateral de independencia, y que finalmente llevó a su presidenta y al resto de líderes independentistas a prisión.Así, el Rey trazó su línea roja, demostrando que no estaba dispuesto a reunirse con los que se atreven a desafiar la legalidad, ni dotarles de legitimidad para hacerlo, una vez que se habían lanzado hacia su independencia.Posteriormente, el predecesor de Borrás, Roger Torrent, que siguió desafiando constantemente a la Corona y al Tribunal Constitucional, aprobando resoluciones en contra de Felipe VI, tampoco se reunió con el Rey para comunicarle en persona la investidura de Quim Torra como presidente de la Generalitat.