Margarita del Val hunde a Sanidad por el caos de la segunda dosis de AstraZeneca
La científica no da crédito a que finalmente sean los ciudadanos los que tengan la responsabilidad de decidir sobre qué vial inocularse.
La inoculación de la segunda dosis de a los menores de 60 años es solo una gota más en el mar de desastres en el que nada el Gobierno en su gestión del virus. Sanidad ha apostado por administrar Pfizer pero la experta Margarita del Val no está dispuesta a avalar tal decisión.De hecho, la científica lo ha dicho alto y claro: "La autoridad emana de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), que recomienda en el prospecto de la vacuna una segunda dosis de AstraZeneca", ha zanjado para añadir, que es necesaria su administración porque "la incidencia de estos casos graves es cinco veces menor que solo con una dosis".
Además, en una entrevista en Telecinco, ha echado por tierra la validez del estudio elaborado por el Ministerio y sobre el que se ha basado la decisión ya que carece de grandes números que lo avalen, tal y como ya han expresado muchos otros científicos.
"La evidencia que se puede tener de un ensayo en el que se han inmunizado a menos de 500 personas con una primera dosis de AstraZeneca y una segunda de Pfizer, sirve para ver los efectos adversos frecuentes, pero los que son poco frecuentes o muy infrecuentes, que son los de esta vacuna, no se pueden ver en absoluto comparando con 10 millones de personas", ha explicado.
De esta manera, no se siente "con autoridad moral para recomendar a la gente que se ponga segunda dosis de Pfizer después de la primera de AstraZeneca sin tener datos de seguridad comparables" a los estudios que sí se han hecho con la pauta completa.
Contra el Gobierno
Así, considera que hubiera sido mucho más apropiado que el consentimiento informado hubiera sido firmado por los que van a recibir la segunda dosis de un laboratorio distinto al de la primera, ya que sobre este asunto no existen certezas científicas.
Pero la viróloga ha ido más allá, cuestionando al Gobierno por eludir una responsabilidad que le corresponde dando la opción de elegir. "No se puede dejar la decisión de qué vacuna ponernos en manos de personas que no tienen la información. Quien la tiene es la EMA. No nos pueden poner a nosotros esa carga", ha zanjado.