Luis María Anson sorprende con sus rendidos elogios a Pablo Iglesias

En tiempos fue considerado el líder del llamado "Sindicato del crimen", la denigrante denominación de un grupo de periodistas muy críticos con la última etapa de Felipe González en el Gobierno, marcada por la corrupción, la caída económica y la polémica de los GAL, aquel grupo "paramilitar" surgido contra ETA al que mucho consideraron a las órdenes del entonces presidente.Treinta años después, Luis María Anson es un venerable académico conservador que acaba de abandonar las páginas de El Mundo para regresar a La Razón como firma ilustre en el periódico que fundó tras salir del ABC que dirigió durante años en los 80 y 90.Con ese bagaje se personó en La Sexta Noche de Iñaki López para dar la sorpresa política de las últimas horas, con un discurso pleno de elogios al líder caído de Podemos, Pablo Iglesias, que dejó atónito al propio presentador del segundo canal de Atresmedia.

"Iglesias es generoso"

Para empezar, expresó su "admiración" por él. "Es un hombre muy inteligente, un político muy capaz y tiene un pensamiento que es contrario al mío, pero que es perfectamente respetable. No olvidemos que ese señor al que veían como un 'quinqui' que se manifestaba en Sol tuvo cinco millones de votos y es un orador estupendo".Y también piropeó su salida del Gobierno para encabezar a Podemos en las Elecciones madrileñas del 4M, algo que según su opinión hizo "con una enorme generosidad porque las encuestas daban que su partido desaparecía de la representación parlamentaria en Madrid y, por tanto, quiso solucionar ese asunto. Desembarcó, acertó, y mantuvo a Podemos en la Asamblea. Y lo de irse ha sido una lección de primer orden para el presidente del Gobierno", añadió.

Ya puestos a homenajear a Iglesias, incluso se quejó de las críticas que recibe, tildándolas de "ataque gratuito" y de "linchamiento innecesario". El aparente entusiasmo de Anson hacia Iglesias contrastó, sorprendentemente, con las críticas al resto de la clase política. "La clase política no se distingue por la corrupción, aunque eso sea una cosa muy grave, se distingue por la mediocridad. En este momento, los grandes abogados están en sus bufetes, los grandes ingenieros en sus despachos y los grandes arquitectos en sus estudios y los grandes periodistas en los periódicos, y muy pocos de ellos afluyen a la política, como sí ocurrió cuando murió Franco", concluyó su llamativo alegato.