Historia de un enfado: cómo Sánchez obligó a desmentir un secreto a voces
Al presidente se le inflamó el mentón al leer lo publicado por una periodista "odiada" en La Moncloa. Ábalos es más de sangre fría. No me creo que comparara a Junqueras con Mandela por error
Si un Gobierno desea que se hable de algo, lanza un comunicado oficial negándolo. Eso, precisamente, es lo que ha hecho la Secretaría de Estado de Comunicación con una nota de prensa para frenar el miedo de algunos ministros, que en los corrillos de periodistas hablan sin rubor de la “gran crisis” que prepara Pedro Sánchez para “relanzar” el Consejo de Ministros. Qué viejo es eso de “¿qué hay de lo mío?”...
Raro, raro. Porque me cuentan que el comunicado es fruto, de nuevo, de un “calentón” del presidente. No se trata, según señalan fuentes bien informadas, de una decisión meditada y reflexionada. Más bien es consecuencia de un artículo que una periodista “odiada” en La Moncloa escribió hablando de los cambios de ministros.
A Sánchez se le inflamó el mentón. Todo un terremoto. Luego, claro está, llegaron las carreras por el complejo de Presidencia, los nervios y el error definitivo: negar “oficialmente” el rumor.
A partir de ahí nadie tiene duda ya de que Sánchez quiere remodelar su gabinete, aunque no desea que se le “madrugue” una competencia que es sólo suya. “Porque yo lo valgo”, vamos. Esta vez, ni la crisis de Gobierno ni los indultos serán “serpientes de verano”.
El “resbalón” de Ábalos
José Luis Ábalos coloca a Oriol Junqueras al mismo nivel que a Nelson Mandela. Curioso. Porque el titular de Transportes no es precisamente “Torrente”, por más que los memes quieran hacerlo protagonista de ese grotesco papel.
Suponer que lo de Ábalos es un error es mucho suponer
Nada de eso. Ábalos es un político de primer nivel y sabe bien, primero, que con esa comparación asume el argumentario del independentismo, y en segundo lugar, que el régimen que condenó a Mandela, el del "apartheid", no era democrático, mientras que España y sus tribunales sí lo son.
De ahí lo sospechoso que resulta ese “resbalón” del ministro y número tres del PSOE. Desde luego, lo tengo claro, no es fruto de una noche toledana. A veces la fidelidad mal entendida al jefe exige representar “papelones”.