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Aquí manda Sánchez y punto: las claves de una remodelación revolucionaria

El líder del PSOE se ha quitado de en medio a las tres figuras que más han litigado en el gobierno casi siempre invocando el nombre del Gobierno, cuando no el del presidente y/o el PSOE.

Aquí manda Sánchez y punto: las claves de una remodelación revolucionaria

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Describe uno de los ya ex ministros, a quien no pilló por sorpresa su salida del gobierno a un Pedro Sánchez “extremadamente frío”. Y asegura al punto que el presidente del gobierno “no toma decisiones por afectos personales”. De esto último no cabe duda, tras analizar su reciente remodelación del Ejecutivo.

Le pese a quien le pese, Sánchez ha mandado un mensaje con mayúsculas: AQUÍ MANDO YO. De un plumazo, el líder del PSOE se ha quitado de en medio a las tres figuras que más han litigado en el gobierno casi siempre invocando el nombre del gobierno, cuando no el del presidente y/o el PSOE:

La vicepresidenta, Carmen Calvo, el ministro de Fomento y secretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos, que cesa en ambos cargos, y su supuesto asesor áulico y jefe de gabinete, Iván Redondo. Entre ellos tres se las han tenido tiesas por una cosa u otra y todos han creído en algún momento que contaban con la complicidad y casi con un “cheque en blanco” de Sánchez, que, pese a permitir que saliesen derrotados en ocasiones, lo hacía por “necesidades del guión” o “por imperativo legal”, pero que en el fondo se inclinaba más hacia las posiciones de cada uno de ellos.

En el caso de Ábalos lo que más ha pesado, según aseguran otros miembros de la cúpula del PSOE, no es tanto lo vivido, sino lo que está por llegar a cuenta de Air Plus Ultra, por ejemplo

No obstante, lo que deja claro Sánchez es que no está ni jamás estuvo abducido por ninguno de ellos, que les agradece los servicios prestados o les censura con un silencio estruendoso ciertos episodios, como los vividos a cuenta del enfrentamiento permanente entre Calvo y los socios de gobierno de UP, o los ríos de tinta vertidos sobre los supuestos planes de Iván Redondo, que no de Pedro Sánchez, para el futuro de España y su gobierno.

En el caso de Ábalos lo que más ha pesado, según aseguran otros miembros de la cúpula del PSOE, no es tanto lo vivido, sino lo que está por llegar a cuenta de Air Plus Ultra, por ejemplo. En todo caso, Sánchez ha optado por un perfil más discreto, aunque lleva desde el principio tan cerca del presidente como el propio Redondo, pero con mucha más discreción, el nuevo ministro de Presidencia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños.

De su estricta confianza es también Miquel Iceta, a quien le atribuye dos misiones. La primera es reconducir las frías relaciones con el mundo de la cultura que deja tras de sí José Manuel Rodríguez Uribes.

La cultura se ha sentido maltratada y/o abandonada por el gobierno en tiempos duros de COVID y Miquel Iceta puede y debe ocuparse de que se disipen malos rollos y vuelvan las complicidades y apoyos que siempre le han venido muy bien al PSOE.

Pero Iceta no dejará de ocuparse de Cataluña y de su encaje en España, seguirá susurrando al oído de Sánchez cómo y qué negociar con el independentismo catalán más si cabe y con más libertad y discreción que si lo hiciese sentado en el ministerio de Política Territorial. En su lugar estará la castellano manchega Isabel Rodríguez, que asume también la portavocía del gobierno.

Un mensaje para el PSOE

Pedro Sánchez vuelve así sus ojos hacia aquella parte del PSOE más descontenta y despegada, en cierto modo, de la cúpula dirigente. Para bien o para mal, Sánchez ha unido la suerte del PSOE a la suya propia y pretende amalgamar de nuevo a aquella parte del partido que no se sentía en sintonía con la acción del gobierno.

No son pesos pesados los que ha incorporado, pero sí perfiles clave. Sánchez, además, no ha escatimado en gestos: a Marruecos, el “gesto” de buena voluntad al depurar a la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, a buena parte de la sociedad, la salida de la titular de Educación, Isabel Celaá, que consigo llevará su desgaste y quizá el sufrido por el gobierno por la reforma de la Educación.

Sánchez ha compuesto con su nuevo equipo un gobierno muy personalista con dos líneas de actuación: el reparto de los fondos y la recuperación económica, de la que se ocupará la vicepresidenta Nadia Calviño, y el conflicto catalán, para el que cuenta con Félix Bolaños, Iceta y el ex ministro Salvador Illa en todos los trabajos de “fontanería discreta”, según fuentes socialistas.

Con respecto a Cataluña, hay mucha desconfianza dentro del PSOE hacia el independentismo catalán.

Con respecto a Cataluña, hay mucha desconfianza dentro del PSOE hacia el independentismo catalán. “Se trata de normalizar relaciones y evitar conflictos innecesarios en estos dos próximos años -asegura un dirigente socialista- pero no hay que confiarse ni cederles nada de titularidad Estatal y mucho menos mientras no haya lealtad institucional”.

En materia económica, en palabras de un miembro del Ejecutivo “no es fácil gastar 140.000 millones de euros en 6 años y hacerlo bien. Es todo un reto”. Es el reto de Sánchez y sus consecuencias serán para todos.

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