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Sánchez ordena al PSOE una nueva embestida contra Ayuso pero sin dar él la cara

Tras el revolcón de Moncloa en las urnas madrileñas, el presidente cambia de estrategia. La del valenciano Ximo Puig es la primera andanada contra Madrid. Pero habrá más.

Sánchez sigue empeñado en marcar el camino a Ayuso.

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Apenas 13 días ha durado la tregua concedida por Pedro Sánchez a Isabel Díaz Ayuso. Los mismos 13 días que han transcurrido desde la preceptiva audiencia en Moncloa a la presidenta de la Comunidad de Madrid el pasado día 9 -tras su arrolladora victoria electoral del 4M-, hasta el arranque de la segunda campaña de ataques contra la dirigente popular.

Entre ambas fechas han quedado enterradas las promesas de Sánchez de "lealtad institucional" con el Gobierno que pilota la comunidad autónoma que acoge al motor de la economía española. El líder socialista ha decidido volver a la carga aunque, visto el fracaso de su primera andanada practicada a lo largo y ancho del Estado de Alarma, ha decidido preparar una nueva embestida pero subcontratada.

El ariete de esta nueva campaña contra Madrid ha sido el presidente socialista de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, con un viejo argumento copiado por el PSOE de Esquerra: el del paraíso fiscal madrileño. El dumping que denunció en la tribuna del Congreso el propio Gabriel Rufián.

Este nuevo ejercicio socialista de madrileñofobia ha sorprendido por su extraordinaria dureza por parte de Puig, que además este mismo jueves ha exigido un nuevo impuesto "a los ricos" que residen en la Comunidad de Madrid. Fuentes socialistas consultadas por ESdiario reconocen que la de Puig no ha sido una salida de tono "improvisada" y que no será la única voz de los barones que ataque a Ayuso en las próximas semanas.

Lo hará el barón manchego Emiliano García-Page, como excusa para una reforma del sistema de financiación, un melón que Sánchez no puede abrir ahora con Bruselas tutelando el destino de 140.000 millones de euros. Y lo hará el nuevo líder socialista andaluz, Juan Espadas, tomando una vieja bandera de Susana Díaz con el impuesto de sucesiones y el de patrimonio, entre otros.

Ximo Puig, convertido en el nuevo ariete del PSOE contra la política alternativa de la Comunidad de Madrid.

Pese a un argumento que el propio ejecutivo madrileño se encarga de desmontar con datos -Madrid aporta casi un 70% al fondo de cohesión autonómica y ejerce de imán a inversores extranjeros y emprendedores nacionales-, Sánchez va a acelerar esta segunda embestida contra Ayuso con varios cálculos. El primero, justificar la discriminación que la CAM va a sufrir en el reparto de los fondos europeos respecto a Cataluña.

Pese a que por PIB y por la calidad de sus proyectos, Madrid debería encabezar la lista, ya ha trascendido que ya hace meses el defenestrado Iván Redondo había negociado con la patronal catalana el manguerazo de millones europeos para Cataluña. El cheque a Pere Aragonés a cambio de mantener a raya a Junts y sus veleidades con un nuevo referéndum.

Segundo, porque el compromiso anunciado por Ayuso de seguir bajando el IRPF y varios impuestos más a los madrileños, deja en evidencia a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Porque exigida por Podemos, Montero prepara el rejonazo fiscal para 2022 que el estallido de la pandemia le obligó a retrasar hace un año.

Y, tercero, por el motivo más político. Que Ayuso es ahora mismo el espejo de la alternativa al sanchismo del PP. Por eso ella es ahora el enemigo a batir. Y su apuesta ideológica va a ser el espantajo que aglutine a un socialismo dividido en el 40 Congreso Federal de octubre.

Así que Sánchez ha ordenado a los suyos volver a la carga contra la inquilina de la Puerta del Sol. Eso sí, visto el revolcón del 4-M, ahora él no va a dar la cara. Lo harán sus barones que necesitan hacer méritos ante Moncloa para revalidar sus cargos tras el cónclave socialista.