La misión española se complica mientras media Europa ya está logrando evacuar
El primero de los aviones sigue en Dubái esperando y el segundo despegó este martes con muchas horas de retraso sin que el Gobierno diera más explicaciones que las "difíciles condiciones".
Cada hora que pasa aumenta la agonía para el cerca de medio millar de españoles, cooperantes, traductores y demás colaboradores de las tropas españolas que han de ser evacuados del avispero de Kabul.
La ansiedad aquí y allí crece día tras día. Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Holanda, la República Checa... en las últimas horas ha ido creciendo la lista de países europeos que han podido fletar los primeros aviones desde el aeropuerto de la capital afgana, fuertemente custodiado por el ejército de Estados Unidos. Y una vez que de sus pistas volvieron a despegar vuelos después de unas horas cerrado por el caos reinante.
Así anunciaba el presidente francés, Emmanuele Macron, la llegada a París del primer avión procedente de Afganistán, vía Emiratos Árabes.
Sin embargo, entre esos países no está España. De hecho, y aunque los ministerios de Asuntos Exteriores y Defensa suministran la información con cuentagotas y sin entrar en ningún detalle, este martes el Gobierno sufrió un nuevo contratiempo. La misión, que empezó con retraso por la tibia reacción inicial española, se va complicando.
Se suponía que el segundo de los aviones A400M del Ejército debía partir de la base aérea de Zaragoza a primera hora de la mañana, después de que el primero lo hiciera en la noche del lunes. Sin embargo, no fue hasta bien entrada la tarde.
En un nuevo comunicado conjunto de ambos ministerios estos no dieron explicación alguna al retraso, sino que se limitaron a incidir en las "difíciles condiciones de la evacuación".
Pedro Sánchez, por su parte, escribió un segundo tuit (de momento ha limitado sus intervenciones sobre Afganistán a dos mensajes en la red social) insistiendo en que la repatriación "está en curso".
Pero de momento lo más lejos que ha llegado la misión es a Dubái, donde la tripulación debe esperar hasta recibir los permisos para volar a Kabul.
Y no está claro, además, que todos los que son puedan ser traídos a España. Porque en el aeropuerto se encuentra el embajador saliente, Gabriel Ferrán, y el resto del personal de la embajada, pero no así todos los traductores y colaboradores de las tropas españolas.
Aunque la información es muy confusa y el Gobierno no da ninguna (ni siquiera el número de personas que pretende traer a España sanas y salvas), se sabe que algunos continúan en sus casas y otros han intentado acceder al aeródromo y no han podido por los controles de los talibanes.