Sánchez desactiva el PSOE andaluz, catalán y vasco antes de su Congreso triunfal
Hasta ahora en la historia socialista el PSOE-A, el PSC y el PSE habían marcado el terreno al líder. Susana Díaz está derrocada, Iceta obligado a irse e Idoia Mendía en la cuerda floja.
Los dirigentes más veteranos no dan crédito: un secretario general del PSOE neutralizando a la vez -sin la más mínima contestación interna- a los socialistas catalanes, andaluces y vascos, el tridente que históricamente ha manejado en la sombra todos los congresos federales del partido. Y van 39.
Pero eso va a cambiar los días 16 y 17 de octubre en Valencia y también en está ocasión Pedro Sánchez hará historia. Los tres lobbies orgánicos que siempre han marcaban el camino a Ferraz han sido asaltados y el 40 Congreso Federal ya es, antes de celebrarse, un rodillo sanchista.
"Si a Felipe González o a José Luis Rodríguez Zapatero, por no citar al llorado Alfredo, les hubieran dicho que podían hacer y deshacer a su antojo en un Congreso y confeccionar una Ejecutiva Federal a su medida, no hubieran dado crédito", afirma a ESdiario un dirigente del PSE con una larga trayectoria orgánica a sus espaldas.
Pero la realidad es la que es. Susana Díaz destronada, Miquel Iceta empujado a dar el relevo a Salvador Illa e Idoia Mendía en el alambre. Ése es el escenario de las tres federaciones que históricamente ha servido de contrapoder frente líder del PSOE desde Suresnes, en 1974.
Basta recordar que Felipe González, en el momento en que más poderoso fue un líder socialista, llegó a la Secretaría General fruto del llamado Pacto del Betis, urdido por los socialistas andaluces (el llamado clan de la tortilla) y el socialismo vasco que lideraba entonces Nicolás Redondo padre.
También José Luis Rodríguez Zapatero llegó al despacho principal de Ferraz gracias al tridente. El PSC de Pasqual Maragall, el PSOE-A de Manuel Chaves -y del guerrismo- y el PSE se aliaron contra José Bono para impulsar al diputado leonés semidesconocido al liderato del partido. Y desde entonces catalanes y vascos marcaron la estrategia de ZP en la reforma del Estatut y la negociación con ETA.
"Sánchez le debe su carrera a Iceta pero ni con él ha tenido piedad", afirma el dirigente antes citado al recordar que el apoyo del PSC fue decisivo para el hoy presidente del Gobierno en la guerra con los barones y en las primarias que le enfrentaron con Susana Díaz.
En estos días, Sánchez medita la nueva cúpula socialista con un reducidísimo grupo de elegidos. La purga de José Luis Ábalos y la remoción de Adriana Lastra como portavoz son dos buenas muestras de que el inquilino de La Moncloa no se casa con nadie. Y no ocurrirá como en congresos anteriores, andaluces, catalanes y vascos dirán amén a su jefe.
En Sevilla Sánchez ha colocado a su elegido, Juan Espadas. En Barcelona hará lo propio en dos meses con Salvador Illa. Y, en Bilbao, a Idoia Mendia le han comenzado a mover la silla con la complicidad de Patxi López para colocar en su puesto a un sanchista como Eneko Andueza. No habrá ni lobbies ni contrapesos. Sánchez campará a sus anchas en Valencia con un rodillo nunca visto antes.