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El paso en falso de Conde-Pumpido trunca sus aspiraciones en el Constitucional

El polémico magistrado se jubila este miércoles forzosamente en el Tribunal Supremo. En teoría ello no afecta a su carrera en el TC, pero desde julio sus ansias de presidirlo están rotas.

Conde-Pumpido (a la izquierda) junto a la fiscal general del Estado.

Publicado por
L. Moro

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La carrera de Cándido Conde-Pumpido se acaba. Formalmente ya lo ha hecho en el Tribunal Supremo, y probablemente no tardando también en el Constitucional. El BOE publica este miércoles la jubilación forzosa como magistrado del TS del que fuera obediente fiscal general del Estado a las órdenes del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero; aquel que acuñó la celebérrima frase "el vuelo de las togas de los fiscales no eludirá el contacto con el polvo del camino" cuando el Ejecutivo socialista negociaba con ETA.

Los magistrados del Supremo se jubilan a los 70 años. Pero pueden alargarlo hasta cumplir los 72 años, como ha hecho Conde-Pumpido. En teoría su jubilación no afecta a su posición como magistrado del Constitucional. Es más. El ex fiscal general del Estado aspiraba a presidirlo en sustitución del progresista Juan José González Vivas.

Sin embargo, el movimiento en falso que hizo en julio Conde-Pumpido en la sentencia del TC sobre el primer estado de alarma para congraciarse con Pedro Sánchez ha acabado pasándole factura.

En aquella resolución, por la que se declaró inconstitucional el primer estado de alarma, el polémico magistrado emitió un voto particular incendiario y muy crítico con los seis colegas que decantaron la balanza del TC, a los que acusó de haber creado "un grave problema político". También se refirió a ellos como "juristas de salón" y "legos".

Y además lo hizo filtrando a la prensa su voto particular cuando ni siquiera todos los magistrados del tribunal de garantías habían firmado la sentencia de Pedro González Trevijano. Y cuando nada se sabía, tampoco, de los votos particulares de los otros cuatro magistrados contrarios: Juan José González Vivas, María Luisa Balaguer, Juan Antonio Xiol y Andrés Ollero.

Tal fue el enfado intramuros del Tribunal Constitucional que Conde-Pumpido tuvo que recular, eliminar las frases más hirientes y hasta pedir perdón públicamente por las "expresiones desafortunadas (...) que han molestado a mis compañeros de la mayoría, a quienes pido disculpas. De ellos, solo puedo resaltar su integridad, solvencia y compromiso intelectual".

Pero el daño ya estaba hecho y las opciones de Conde-Pumpido para presidir el TC a la marcha de González Rivas se han reducido considerablemente.