Moncloa advirtió a Iván Redondo para que no hablara de más ante Évole
Cada día tiene su afán, y nuestro director enfoca su cámara sobre las noticias y personas que han llamado su atención. Para bien o para mal.
Cuando se está en el poder, basta a menudo con descolgar el teléfono y recordar al interlocutor las consecuencias de las refriegas a campo abierto.
El aviso suele surtir efecto y, de creer algunos comentarios que corren por los pasillos de La Moncloa, así ha ocurrido con Iván Redondo. No se querían más sorpresas ante la inminente difusión de .
En román paladino: el ex jefe de Gabinete del presidente llegó aleccionado a la grabación de Lo de Évole para evitar demasiado ruido contra Pedro Sánchez.
Como es lógico, el líder del PSOE encargó a otro realizar el trabajo de sellar una entente tácita con quien fuera su todopoderoso gurú: en ningún caso iban a hacerse daño.
Bolaños contactó con Redondo y le hizo saber que no querían sorpresas en la entrevista
Así las cosas, Sánchez tiró, como en tantas ocasiones, de su "apagafuegos" de cabecera. Es decir, del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. Curiosamente, el hombre que según todas las apariencias, con la amplia remodelación del Gobierno ganó a Redondo la batalla soterrada que se llevaba librando en el núcleo duro monclovita desde que se inició la legislatura.
Con la tarjeta de visita de ministro, en muchas ocasiones Bolaños sigue ejerciendo en la sombra. Allí donde surge un incendio o un conflicto, su papel pasa por poner el agua y el orden. "¡Que se encarga Bolaños!" se ha convertido en una suerte de muletilla. ¿O es un aviso intimidatorio? Porque tiene hilo directo diario con el presidente.
En resumidas cuentas, Félix Bolaños, siempre según las fuentes consultadas, trasladó a Iván Redondo que se estuviese "tranquilo". No se deseaban nuevas filtraciones. Como esa, justo cuando el fallo del Tribunal Constitucional que declaró ilegal el estado de alarma de la primera ola de la pandemia, según la cual la entonces vicepresidenta primera, Carmen Calvo, pretendió aplicar el estado de excepción y el propio Bolaños la rechazó.