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El PP encuentra en Valencia la pócima para aupar a Casado y a los barones

Todo el PP sale contento de una Convención que lo aclara todo: el liderazgo indiscutido de Pablo Casado y el poder sin precedentes de los grandes barones autonómicos.

Casado con todos los presidentes regionales, la foto de la unidad

Publicado por
Javier Rodríguez

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"Muy contentos". Hables con quien hables del PP, sea de la dirección nacional o de las potentes baronías regionales, la frase es la misma. A falta del discurso final de Pablo este domingo, que será un relato preciso de la travesía popular de estos últimos años, ya esbozado en la víspera por Teo García Egea, y una contundente enmienda a la totalidad de Pedro Sánchez; la Convención Nacional de Valencia deja ya una conclusión: todos están satisfechos.

Empezando por Génova, que había puesto toda la carne en el asador para salir de Valencia con la vista puesta en Moncloa y la musculatura interna del partido en plena forma. Y creen haberlo logrado: desde ahora, aseguran a este periódico, "todos remaremos para lograr ese objetivo".

No es que antes hubiera grandes dudas, pero la tensión previa entre Casado y Ayuso, más mediática que real pero en todo caso con impacto anímico y demoscópico, hacía temer una alteración de un guion reservado para elevar a los altares electorales al presidente nacional, con un objetivo claro: explicarle a todos sus dirigentes por qué el PP ha hecho lo que ha hecho en estos años, resumido por VOX con una frase que hizo fortuna, la de "derechita cobarde".

Tal vez nadie como este PP ha hecho una apuesta tan clara por conceder poder e influencia a sus barones regionales para reforzar a la vez a Casado

Egea lo explicó en su discurso inicial, un canto a la concordia y la estrategia nada improvisado; y Casado lo rematará. Pero a los cuadros les ha quedado claro: se trataba de recuperar el voto de Ciudadanos, que llegó a ser de cinco millones y la última vez se quedó en el millón. Y para eso, más que competir con VOX, había que hacerlo desde la moderación para recuperar a esos electores.

La "vía Moreno", la llaman algunos, en referencia al éxito del presidente andaluz, que tomó posesión escuchando a PSOE y Podemos activar la "alerta antifascista" y va camino de las Elecciones rozando la mayoría absoluta en una tierra que parecía destinada a considerar su Gobierno una efímera tregua.

El impacto de Juanma Moreno

Eso ha hecho del malagueño nacido en Barcelona, por cierto, uno de los grandes nombre del cónclave valenciano, de donde sale definitivamente convertido en una referencia nacional. "Es que es muy convincente", resumen a este periódico en el entorno de Juanma Moreno, el más valorado por los jóvenes junto a Ayuso en una encuesta muy comentada de La Razón.

La alegría de la dirección nacional se resume en dos palabras que desde el entorno de Casado resumen a ESdiario: "Paz y respeto". La primera obedece a la foto del día, la que se hizo el presidente popular y la presidenta madrileña. Y a lo que dijo Ayuso, no muy distinto a lo que siempre dice pero con el valor de pronunciarlo delante de todos: su camino es Madrid y su líder, Pablo Casado.

Si había alguna duda de quién presidirá el PP madrileño -y en realidad nunca la hubo, más allá de las fechas para el congreso autonómico- Valencia la ha despejado: tanto por el éxito de Ayuso, recibida con aplausos como pocos y atendida por los expectantes medios de comunicación como casi nadie; como por su alineamiento público con Casado, que sabrá responder a su lealtad con la misma moneda.

Ayuso arrolló y tuvo un recibimiento mayúsculo que se hizo atronador cuando dejo claro que su destino es Madrid

"El recibimiento a la presidenta ha sido una pasada y su discurso ha sido genial", explican a ESdiario en su entorno, atestiguando también el clima de concordia que Génova da a esta cita clave para preparar al PP en la larga carrera electoral que tienen por delante, con el viento a favor y la posibilidad de que las urnas se abran antes de las Generales en Andalucía y Castilla y León, donde Sánchez puede sufrir sonoras derrotas.

Claro que esa unidad ha venido de la mano de otra estrategia clave escenificada en Valencia como quizá nunca antes en el PP ni tal vez en ningún partido: la de concentrar el poder en Casado... y repartirlo a la vez con sus presidentes autonómicos, clave para gestionar poder institucional en años de sequía institucional y para vender gestión en contraste con el PSOE y Podemos.

Los barones, con Casado y con poder

La foto de Moreno, Ayuso, López Miras, Fernández Mañueco y Feijoó al lado de Casado no es casual ni tampoco una pose: los barones, que no hace tanto bebían en algunos casos de otros liderazgos populares derrotados por Casado en las célebres Primarias de salida de Rajoy; tienen peso propio, lo ejercen, piden el balón para este partido y saben quién es el capitán, al que respaldan sin fisuras.

Una imagen, que completa Almeida con su influencia como alcalde de Madrid y portavoz nacional, que retrata de paso al PSOE, donde sus barones como Page, Vara, Lambán o Barbón cuentan bien poco y cuando cuentan es para verse obligados a respaldar a Pedro Sánchez aunque no crean en todo lo que hace.

A cambio, Casado sabe que tiene que contar con ellos y que, si no lograra llegar a La Moncloa en unas Elecciones que Sánchez quiere demorar hasta enero de 2024 incluso, de entre ellos saldría su sucesor. Pero es algo que Valencia ha enterrado: ese debate no existe, la unidad es clara y el cemento de esa cohesión parece sólido. Aunque en política, lo saben todos, nada nunca es para toda la vida.