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Ayuso, Moreno, López Miras y Mañueco, los otros grandes triunfadores en Valencia

Los barones pesan más que nunca en el PP, y cuatro nombres junto al eterno de Feijoó salen de la Convención como referencias nacionales más allá de sus regiones.

Mañueco, Moreno, Ayuso y López Miras, en la plaza de toros de Valencia al fondo

Publicado por
Javier Rodríguez

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El PP ha cerrado la segunda Convención Nacional con definitivamente consolidado como alternativa a Pedro Sánchez y la sensación de que todo el partido remará con él para lograr ese objetivo cuando haya Elecciones Generales: algo que el Gobierno puede demorar incluso hasta enero de 2024, estirando los límites legales de la legislatura.

Pero si Casado es el gran nombre, otros dirigentes populares salen del cónclave valenciano consolidados como referencias nacionales para muchos años, uniéndose a un selecto grupo en el que, más allá de la dirección de Génova y de su portavoz, el alcalde José Luis Martínez Almeida; hasta hace bien poco solo figuraba por derecho propio el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoó. Son éstos y éstas son las razones.



El huracán Ayuso

Isabel Díaz Ayuso no ha dicho nada que no hubiera dicho antes hasta la saciedad. Que su camino estaba en Madrid y que, bajo ningún concepto, aspiraba a disputarle el liderazgo nacional a Pablo Casado. Pero ese liderazgo existe y, salvo el propio Casado por razones obvias, nadie ha salido más reforzada de la Convención que ella misma.

Sabía que la querían en la calle, a tenor de los resultados electorales de Madrid, pero ha comprobado que despierta el mismo afecto entre las bases y los cuadros con un estilo propio que, además, cubre un flanco necesario en el PP, más contundente y capaz de disputarle todo a VOX.

Ayuso da por hecho que llegará a la presidencia del PP en la Comunidad de Madrid cuando haya Congreso, dentro de medio año. Y en Génova le han dejado claro que ni "antes ni ahora ni después" pondrán obstáculos para que lo logre.

La credibilidad de Juanma Moreno

Nadie ha crecido tanto en el PP como el presidente de la Junta de Andalucía, probablemente. Y casi nadie ha logrado tanta credibilidad como él tras consolidar a su partido en una región que parecía inexpugnable y era decisiva para las victorias nacionales del PSOE.

Su estilo tranquilo, su carácter moderado, su política práctica y los sondeos electorales le han dado un carisma distinto al habitual, más cercano al de Feijoó que al de Ayuso, pero igual de relevante y querido por los militantes.



Procedente de las filas de Soraya Sáenz de Santamaría pero muy amigo personal de Casado, ha sido decisivo para hacer piña en favor del presidente de todos los barones regionales. Y se hace muy difícil pensar en un PP que, en el futuro, decida algo importante sin contar con el criterio y la presencia de



La importancia de Fernández Mañueco

El presidente de Castilla y León es menos conocido que los anteriores, pero su papel es decisivo: puede ser el primero en poner en juego las opciones nacionales del PP si, como parece, se adelantan las Elecciones en su tierra. Inatacable por su tono moderado, ofrece además uno de los mejores balances de gestión entre las autonomías españolas y es uno de los ejemplos más a mano del PP para contraponer los resultados objetivos de sus políticas frente a los del PSOE.

El brillo de Mañueco es diésel: tarda en ponerse en marcha, no cambia de o a 100 en diez segundos, pero cuando se calienta, es de los que más lejos llega, siempre a su ritmo. Y aunque en el pasado se le atribuyó un distanciamiento de Génova e incluso maniobras de Madrid para descabalgarle o minar su poder territorial, su posición es sólida e incuestionable.

La sorpresa de López Miras

El presidente de la Región de Murcia ha subido varios cuerpos dentro del PP, con un dato que lo atestigua: su delegación a Valencia ha sido de las más numerosas, con más de mil militantes movilizados en la plaza de toros para respaldar a Casado y, también, a Teodoro García Egea, el secretario general que tiene en su casa un escudo inquebrantable.



López Miras ha tenido menor exposición que otros barones regionales hasta ahora, pero su trabajo junto a Egea para detener la moción de censura del PSOE y Ciudadanos y el impacto nacional que esa defensa tuvo, clave para explicar el hundimiento del partido de Arrimadas, le han dado un puesto privilegiado en las cercanías del poder orgánico de su partido.

Bonachón, claro y con lealtad absoluta a Génova; su papel de ariete contra Pedro Sánchez por la desatención del Mar Menor le ha dado una plataforma para saltar al ruedo nacional, donde quiere estar y su partido quiere que esté.



En esa misma línea, el propio García Egea ha salido muy fortalecido de la Convención, a la que ha dedicado horas de planificación y años de trabajo propio: objeto de todas las críticas internas que se dirigían en realidad a Casado; el PP está en la rampa de salida hacia la victoria en buena medida por sus esfuerzos, no siempre comprendidos pero, a la postre, eficaces.

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