La soledad extrema de Calviño: su derrota con el alquiler le da la estocada
Los interlocutores de la CEOE y los inversores que tratan a la vicepresidenta económica con frecuencia coinciden en su extrema debilidad y en la última humillación de Sánchez.
"Va a ser muy díficil que la vicepresidenta acabe la legislatura en el cargo si sigue de derrota en derrota". Quien hace esta reflexión a ESdiario es un miembro de la CEOE conocedor de los entresijos de las diversas negociaciones entre la Patronal y Nadia Calviño desde su llegada al despacho principal del área económica del Gobierno de Pedro Sánchez.
La última "derrota" a la que se refiere este empresario es la de la regulación del alquiler, una línea roja que Calviño había garantizado a Antonio Garamendi que el Consejo de Ministros jamás rebasaría. No solamente Sánchez lo ha consentido, sino que esta nueva Ley de Vivienda ha sido cerrada entre el líder del PSOE y Yolanda Díaz de forma exprés y con la vicepresidenta económica convertida en una covidada de piedra.
Según fuentes consultadas por este diario, el malestar en el equipo de Calviño y en el sector más ortodoxo del PSOE es creciente. "La han dejado a los pies de los caballos. Y llueve sobre mojado", reconocen estas fuentes, recordando la reciente derrota de la jefa económica de Sánchez ante su subordinada, la ministra de Trabajo, con la subida del SMI. Y todo después de que el exmimistro de Vivienda, José Luis Ábalos, se hubiera plantado frente a Podemos y Belarra durante meses con el aval de la propia Calviño.
Lo peor para Calviño es que Moncloa no ha tenido un solo gesto de cobertura para la vicepresidenta económica y ni siquiera ha consensuado con Podemos cierta moderación en el ala morada del Consejo de Ministros a la hora de humillar a su enemiga interna.
"La negociación de los Presupuestos refuerza la posición de la vicepresidenta Yolanda Díaz. Unidas Podemos está en plena forma", ha presumido este mismo miércoles la líder de Podemos, Ione Belarra.
En el entorno de Calviño no se oculta, sin que trascienda del ámbito de lo privado, el hartazgo de la titular de Economía con el "puenteo constante" al que Sánchez la somete. Más aún desde que, como ha adelantado el director de ESdiario, Antonio Martín Beaumont, el presidente haya puesto en marcha una estrategia para blindar y reforzar el proyecto "por libre" de Díaz frente a Podemos.
Sánchez en un Consejo de Ministros, entre Nadia Calviño y Yolanda Díaz.
Tampoco en Bruselas se entiende bien el papel de Calviño, fiel garante de la ortodoxia económica y reformista a cambio de los fondos anticovid ante la Comisión y el Eurogrupo; pero incapaz de frenar las pulsiones populistas de Podemos con el aumento sin control del gasto público, la subida generalizada de impuestos y la ofensiva para derogar las reformas de la etapa de Mariano Rajoy que poco a poco va imponiendo Podemos a Sánchez.
La gran pregunta que muchos se hacen en la CEOE y los principales fondos que asesoran a los inversores internacionales no es otra que "¿Hasta cuándo aguantará Calviño?". Más aún, cuando son varios los altos cargos que aterrizaron con ella en el Ministerio de Economía tras la moción de censura que han abandonado sus puestos prematuramente.
"Lo peor para una ministra de Economía es no poder garantizar a sus interlocutores que su palabra se cumple", afirma un exalto cargo de ese departamento de la etapa del gobierno del PP. Calviño ha garantizado al comisario de Economía de la UE y al Eurogrupo que España no desandará el camino de las reformas y no derogará la reforma laboral, próxima parada en la ofensiva de Yolanda Díaz para marcar su agenda a Sánchez.
Lo exigen también Bildu y ERC cuyos votos necesita Moncloa para aprobar los PGE. Y después de la humillación que la vicepresidenta ha sufrido en el asunto del alquiler ya nadie se atreve a poner la mano en el fuego por su futuro a medio plazo.
Y más aún tras la catarata de anuncios de cheques regalo (250 euros para vivienda y 400 para "cultura") con la que Sánchez está emulando a Zapatero. "A Calviño se le está poniendo cara de Solbes", ironiza un veterano socialista. Y hay quien va más allá y llama a la vicepresidenta Nadie Calviño.