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La maniobra de Casado que ha descolocado a Sánchez y ha "salvado" a Montesquieu

El líder del PP se presentó en su escaño cumpliendo con el papel al que le obliga su condición de alternativa y lanzó la oferta de un pacto de Estado que Moncloa no ha podido desdeñar.

Pablo Casado le ha ganado la partida a Sánchez por la mano.

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El PP ha descorrido la cortina de Pedro Sánchez dejándole con sus vergüenzas al aire. Pablo Casado ha desmontado la estrategia del líder socialista de estigmatizar a esa media España que no vota al PSOE ni a los costaleros de la coalición Frankenstein.

El líder popular ha pillado a contrapié al presidente del Gobierno, en estas horas más ocupado en tildar de "maleducados" a los españoles que muestran su disgusto hacia su gestión ejerciendo su libre derecho constitucional a la libertad de expresión o en repartir "regalos" a través del Presupuesto, con el dinero de todos, a sus socios de investidura.

Es evidente que la guardia pretoriana monclovita no se esperaba la mano tendida de Casado. Lo demuestra el rifirrafe de la sesión de control de la Carrera de San Jerónimo, donde Sánchez respondió con su habitual desprecio a las ofertas del presidente del PP.

Este miércoles Casado sorprendió a Sánchez en el Congreso con una oferta de pactos de Estado para tumbar la estrategia de La Moncloa de presentar a los de Génova 13 algo así como unos "antisistema".

Y 24 horas después, Teodoro García Egea, el secretario general de los "antisistema", ha hecho lo propio con el ministro plenipotenciario del presidente, Félix Bolaños, desatascando el embrollo y llegando a un acuerdo en tiempo récord para renovar el Tribunal Constitucional y el Defensor del Pueblo. Sin condiciones inasumibles ni líneas rojas.

Es evidente que la guardia pretoriana monclovita no se esperaba la mano tendida de Casado. Lo demuestra el rifirrafe de la sesión de control de la Carrera de San Jerónimo, donde Sánchez respondió con su habitual desprecio a las ofertas del presidente del PP.

Nada sorprendente, visto que no tuvo el menor interés en acercarse a saludar a Casado en la recepción del Palacio Real con motivo de la Fiesta Nacional. Ni la solemnidad de los actos del 12-O ni la presencia del Rey Felipe VI y de los representantes de las instituciones del Estado afectadas por el bloqueo movió al presidente del Gobierno a hacer el mínimo gesto con el jefe de la oposición. Algo inaudito entre mandatarios políticos de la Unión Europea.

Así que, mientras Sánchez culminaba el "riego" de millones a Esquerra -pese a su notable y reiterada deslealtad constitucional- en pago a su previsible voto favorable a las cuentas públicas, y mientras una diputada de Pere Aragonés insultaba a la Policía desde la tribuna del Congreso, Casado se presentó en su escaño cumpliendo con el papel al que le obliga su condición de alternativa y lanzó la oferta de un pacto de Estado que la estabilidad de España exige, espera y precisa.

En apenas unas horas, Bolaños y Egea han desbrozado las negociaciones y han dado luz verde a la renovación de las dos instituciones citadas. Ambos políticos han demostrado que, si se quiere, se puede. En realidad, el bloqueo sólo puede achacarse a falta de liderazgo y de voluntad política de quien tiene el mandato constitucional de liderar el Gobierno, es decir, Sánchez.

Muchos españoles se preguntarán a estas horas: ¿por qué el Tribunal Constitucional sí y el Consejo General del Poder Judicial no? Importantes juristas a quienes consulto coinciden en que Sánchez es, en este "dossier", rehén de Podemos.

O sea, estaríamos ante el jamás ocultado objetivo de Pablo Iglesias -y ahora de Ione Belarra y de los dirigentes que jalean a un Alberto Rodríguez condenado por el Tribunal Supremo como víctima de una conspiración de togas ultraderechistas- de liquidar la independencia de la Justicia para que no ejerza de imprescindible contrapeso a los excesos del Consejo de Ministros cuando sus miembros bordean la ley.

Si algo están demostrando en estos últimos meses los tribunales, desde el Constitucional (estado de alarma o "cerrojazo" del Congreso) hasta el Supremo (caso Alberto Rodríguez), pasando por jueces como Rafael Lasala (Ghali), Juan José Escalonilla (Neurona) o Manuel García Castellón (Dina), es que la coalición que forman PSOE y Unidas Podemos no ha dejado de infringir la ley desde que llegó al poder.

Y que nadie lo olvide: la separación de poderes y unos órganos constitucionales fuertes, independientes y en plenitud es lo que distingue a las democracias consolidadas de los regímenes populistas en los que se amparan los dirigentes morados... con el beneplácito de sus aliados socialistas.

De ahí la importancia de éxito de Pablo Casado. Ojo, no es un triunfo del PP. En realidad se trata de una victoria para los españoles. Piensen lo que piensen. Voten lo que voten. La deriva de Pedro Sánchez y de las compañías que le mantienen a flote hace más necesario que nunca que Montesquieu "siga vivo".