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Sánchez apuntala el sanchismo y oficia el funeral definitivo del PSOE histórico

Este sábado los socialistas escenificarán la "foto de la unidad" tras la purga del sector del partido que le plantó batalla en 2017. Y saldrá un PSOE renovado a imagen y semejanza de su jefe

Sánchez, junto a Lastra, Cerdán y Puig, visitando este viernes la sede del Congreso del PSOE.

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Del PSOE que salió del recinto ferial de Ifema (Madrid) el 18 de junio del 2017 -día en el que Pedro Sánchez depuró al susanismo de los órganos de poder dejando un partido divido en dos-; al que entrará este sábado en la Feria de Valencia, hay una notable diferencia: en aquel 39 Congreso Federal Sánchez miraba hacia La Moncloa y en este 40, mira desde allí a los españoles y a sus propios dirigentes.

Con notable autosuficiencia a los primeros, a los que ha llegado a reprocharles en estas últimas horas que le abucheen; con visible superioridad a los segundos, convidados de piedra en el cónclave que alumbrará este fin de semana el PSOE de la próxima década.

Tan convidados de piedra, me ironiza un delegado de provincias recién llegado a Valencia, que Sánchez ha utilizado a los Page, Vara y Lambán "de teloneros". "La estrella es él", remacha.

Y es que una foto de familia del Consejo de Política Federal -donde los barones han actuado como floreros estos últimos cuatro años- y una reunión protocolaria para despedir a su presidente (un Fernández Vara al que relevará el domingo Juan Espadas) ha servido para calentar el sábado, que servirá para escenificar la palabra más repetida en este congreso (la "unidad") y el domingo triunfal de un Sánchez que saldrá de la capital del Turia habiendo enterrado definitivamente los restos del "PSOE histórico".

Tal es el poder indiscutible de Sánchez ahora, en su doble condición de garante de los sueldos públicos que perciben miles de dirigentes y burócratas del partido, y de único decisor de qué alcaldes y presidentes autonómicos repetirán en las listas de cara a las municipales y autonómicas de 2023, que hasta Felipe González se ha rendido.

Será este sábado cuando Sánchez presumirá de haber alistado para su nuevo PSOE a todos sus antecesores. Junto a González, Almunia y Zapatero. Solo faltará el llorado Alfredo Pérez Rubalcaba.

Foto de familia de los barones, líderes regionales y ministros socialistas a las puertas de la Feria de Valencia.

Como es habitual en este tipo de citas políticas, la noche del viernes decenas de restaurantes de Valencia y alrededores se han convertido en improvisados conciliabulos. Pero los líderes de las federaciones van a tener que limitarse a "posturear", por que como insisten muchos de ellos en privado, "el sábado estaremos todos a lo que diga Pedro".

Lejos quedan los tiempos en que el secretario general y su equipo de Ferraz se veían obligados a negociar las ejecutivas de madrugada y a cara de perro con los principales lobis del partido, básicamente los socialistas andaluces, los vascos y los catalanes.

Sánchez ya comenzó el pasado miércoles a filtrar los primeros nombres de su nueva ejecutiva federal y en las próximas horas dictará sentencia sobre el resto. Se anuncia un equipo más reducido y funcional y rejuvenecido. "El PSOE de 2030", aseguran a ESdiario fuentes socialistas.

Del debate de ideas o de estrategia de país a largo plazo nadie espera nada. Habrá debate gracias a los outsiders que proponen la llegada de la "República Laica Federal" y la "España multinivel". Pero el verdadero plan de Sánchez para el PSOE no es otro que seguir en La Moncloa hasta las próximas generales y tratar de cerrar la vía de agua que Madrid el 4-M y las encuestas han abierto contra las espectativas electorales socialistas.

Lo demás va a ser pirotécnia. Sánchez impondrá definitivamente su proyecto personal a todo el partido y se oficiará el funeral de los restos de ese PSOE histórico que ya en estos últimos dos años ha estado agonizando día a día testigo impotente de las estrategias y las alianzas políticas de su líder.