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Pedro Sánchez se aferra y alienta la “operación Yolanda Díaz”

Sánchez necesita un colchón de votos a su izquierda suficiente para impedir que un pacto PP-VOX lo aparte de su legítima aspiración de mantenerse en el Gobierno una legislatura más.

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz

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Si algo tiene claro el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, es que su ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, no es enemiga, sino aliada necesaria para poder llevar a buen puerto su plan de reconquista electoral. Quienes aseguran que Sánchez teme el crecimiento a su izquierda de Yolanda Díaz (los hay, incluso dentro del propio PSOE) se equivocan de pleno, aunque eso no significa que no reconozca su potencial.

Sánchez es consciente de haber llegado al poder, porque hubo demasiados enemigos y compañeros de partido, amén de contrincantes políticos, que le subestimaron. Por ello no será él quien subestime a Díaz llegado el momento. La considera “un animal político” y es por ello que, por ahora, la necesita remando en su favor. Y la necesita fuerte o, al menos peleando por reconquistar hasta el 15% del electorado a la izquierda del PSOE.

Tras llegar a la conclusión de que solamente podrá ampliar su espectro electoral hacia el centro, si quiere mantener la senda marcada por la UE, que condiciona el acceso de los Fondos de Recuperación a una serie de reformas económicas, Sánchez necesita un colchón de votos a su izquierda suficiente para impedir que un pacto PP-VOX lo aparte de su legítima aspiración de mantenerse en el Gobierno una legislatura más.

Con Ciudadanos en vías de extinción y un PP marcado muy de cerca por la ultraderecha de VOX, Sánchez fija su objetivo en el centro izquierda, la socialdemocracia que tanto comentó en el reciente Congreso Federal del PSOE.

Bien sabe el líder socialista que habrá tiempo para apelar al voto útil y arañarse mutuamente los unos a los otros, dejándose algún que otro jirón por el tortuoso camino de la futura la campaña electoral, pero no es éste el momento de debilitar al que tiene que ser báculo durante los dos próximos años y, por supuesto, tras las próximas elecciones generales, en las que la aspiración de Pedro Sánchez de encaramarse a un porcentaje electoral del 30%, aupado por la recuperación económica, los fondos europeos y la superación de la pandemia, le resulta cada vez más difícil de alcanzar, aunque el presidente del Gobierno, devoto de San Judas Tadeo, siga manteniendo ese entre otros escenarios en su hoja de ruta.

Yolanda Díaz gozará de favor mediático y Sánchez permitirá e incluso promoverá su buena imagen dentro del gobierno, aunque eso signifique en ocasiones confrontar su perfil con el de la ministra Nadia Calviño

Por ello, si hay alguien que le desea lo mejor a Díaz, ese es Pedro Sánchez, con quien la titular de Trabajo puede contar como cómplice y aliado en su operación de diluir a Unidas Podemos en una nueva plataforma que no parezca más de lo mismo, se presente con cara nueva y nuevas formas (“Otras Políticas”) y reconquiste a buena parte su espectro electoral, desencantado por la decepcionante gestión que los jóvenes revolucionarios del 15-M hicieron de tanta expectativa ciudadana.

Yolanda Díaz gozará de favor mediático y Sánchez permitirá e incluso promoverá su buena imagen dentro del gobierno, aunque eso signifique en ocasiones confrontar su perfil con el de la ministra Nadia Calviño en terrenos donde la titular de Trabajo tiene todas las de ganar.

Así, por ejemplo, Díaz y Calviño asistieron como invitadas en representación del Gobierno al Congreso de CC.OO, en el que Calviño fue escuchada con atención y aplaudida cortésmente, mientras que Díaz salió de allí en loor de multitudes al grito de ¡Presidenta, Presidenta!, como era previsible, incluso por las cabezas pensantes monclovitas. Mañana lunes pasarán ambas ministras por un foro de Economía Circular, en el que, a priori, todo indica que Díaz vuelve a partir como favorita en el “aplausómetro.”

Sánchez necesita a Yolanda Díaz

Yolanda Díaz ha sido estrella rutilante este fin de semana, mientras Pedro Sánchez iba a entonar la dulce melodía de la buena vacunación y la foto fija de una España aparentemente fortalecida desde el punto de vista sanitario y de prevención de la pandemia, frente a sus aliados centroeuropeos, sumidos en la desesperación y el confinamiento.

La imagen de Díaz flanqueada por Ada Colau, Mónica Oltra, Mónica García y Fátima Hamed (lo que Pablo Casado llamó “aquelarre de la izquierda”, en el Congreso del PP de Castilla-La Mancha) es sólo un avance del conglomerado que está en vías de formación para concurrir a las elecciones generales, dentro de dos años. Pero no es más, por el momento, aunque cuenta con la aquiescencia e incluso la complicidad de Sánchez, porque si la operación Yolanda Díaz no funciona, Sánchez difícilmente pueda seguir en La Moncloa.