Cerrar

El "Belén disperso" de Ada Colau levanta ampollas en Barcelona otra Navidad más

Vuelve el polémico Nacimiento a la Ciudad Condal, esta vez mezclado entre las luces de calle con cada figura en un punto: el buey en la fachada del Ayuntamiento y la mula en la Generalitat

Belén de Barcelona de 2021

Publicado por
E. M.

Creado:

Actualizado:

“¿Dónde están las figuras?”, “eso no es un Belén”, “he llegado y no he encontrado las figuras” o directamente “otra payasada” han sido algunas de las reacciones ante uno de los clásicos de la llegada del ambiente navideño: el polémico Belén de Barcelona que instala el Ayuntamiento de la ciudad de forma poco ortodoxa desde la llegada de Ada Colau a la alcaldía.

Desde 2015, el Ayuntamiento presidido por Colau opta por Belenes que no parecen Belenes para de alguna forma disfrazar o encubrir esta tradición. Y este año no iba ser menos. El Belén de Barcelona para esta Navidad son figuras de luz que se entremezclan con las luces de estas fiestas y que ponen cada figura dispersa en un punto.

El Belén deja su habitual en la plaza Sant Jaume esta Navidad y se sustituirá por un "paisaje navideño" que se extenderá desde Via Laietana hasta La Rambla. Es decir, el Belén de Colau estará repartido por el centro de Barcelona y si uno quiere visirarlo tendrá que ver al buey en la fachada del Ayuntamiento y la mula en la de la Generalitat, por ejemplo.

El creador del Belén de Colau es el arquitecto Jordi Darder, que ya diseñó el Nacimiento vanguardista que se puso en la plaza de Sant Jaume en 2017, y ha aprovechado parte de las figuras de entonces por este nuevo montaje. Defiende la dispersión de las figuras éntre las luces en “un juego de ir a buscar a los diferentes personajes del Belén”.

El coste del Belén también es polémico, casi 200.000 euros, y la mayoría de las figuras luminosas son gallinas, cerdos, ratones o perros, situados en la plaza de Sant Jaume donde debería estar la Sagrada Familia. Ada Colau consigue un año más el titular de prensa por su Belén, que frente al de otros años, como un conjunto de cajas y trastos, “es al menos más navideño”, pero una vez más no ha acabado de gustar a los barceloneses.