El pacto con Bildu ya no es una "fake news" y el plan de Sánchez se ha destapado
Sánchez 'vendió' que el pacto con Bildu del pasado año era una mentira, pero ahora ya no tiene coartada y solo le queda naturalizar la suma con los nacionalistas y separatistas.
La memoria suele durar poco. En política, a algunos, su reloj del olvido corre todavía más deprisa. Hace un año, Pedro Sánchez tuvo que calmar una especie de rebelión de sus barones, molestos por que se entendiese con Bildu para los Presupuestos. Los líderes regionales socialistas agitaron a Sánchez y él los neutralizó, en una Ejecutiva Federal del partido, acusándoles de “desleales”, entre otras lindezas, y negando cualquier pacto con los herederos de Batasuna.
Los filoetarras –al menos ésa era la doctrina oficial de Ferraz- habían “regalado” sus votos. La inquietud por la incomprensión de los suyos ante tal complicidad llevó a Sánchez a “vender” por carta a la militancia que el acuerdo con Bildu era una “fake news”. ¿Recuerdan?
Doce meses después de aquella marejada, ya no le ha hecho falta al presidente ni desdecirse ni enmascarar sus oscuros abrazos para sacar adelante las cuentas públicas de 2022. Es más, Arnaldo Otegi ha pontificado sobre su papel de socio preferente del sanchismo dejando a un lado al PNV, que a duras penas evitó quedar difuminado en el nuevo escenario. el plan de Sánchez de permitir la salida de la cárcel de 200 presos de ETA a cambio del apoyo.
El núcleo duro de La Moncloa, el tridente formado por Óscar López, Antonio Hernando y Félix Bolaños, no necesita rumiarlo demasiado. Las posibilidades de su líder de seguir mandando pasan por ir del brazo con “Frankenstein”. Ello implica amoldarse a las demandas de ERC o Bildu.
La propaganda gubernamental intenta disfrazar sus circunstancias con relatos grandilocuentes, como el de una “España posible”. En realidad, que nadie lo olvide, sólo busca hacer que la digestión del “bloque” sea menos pesada. Es decir, naturalizar la suma de nacionalistas, separatistas, bilduetarras y ultraizquierda de variado pelaje.
Una parte del socialismo vive convulsa
Sin embargo, a pesar de su silencio atronador, una parte del socialismo vive convulsa. No es para menos. Los dirigentes extremeños, castellano-manchegos, aragoneses y, particularmente, los andaluces, no tienen sencillo explicar a sus militantes y, menos aún, a sus votantes, la mano tendida de Sánchez a todo lo que siempre quedó tras una frontera vedada.
Saben que van a ser castigados en sus respectivas elecciones. “Lo del Gobierno social-comunista ya era malo para nosotros, pero el pacto con Otegi nos mata”, susurra el barón de una federación donde la unidad de España y el respeto a las víctimas del terrorismo son terrenos innegociables.