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Redondo: la mano que vuelve a mecer la "cuna" enfada a Moncloa con sus maniobras

El exgurú propina una semana sí y la otra también “patadas en la espinilla” a Sánchez. Obvio. Y con el carácter que se gasta el líder socialista, debe estar que trina.

Iván Redondo, la mano que vuelve a mecer la cuna de Sánchez.

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Pedro Sánchez ya no lee a Iván Redondo. Eso garantiza su entorno. Realmente, desde que lo echó de su lado, el presidente nunca ha querido referirse a quien fuera su gurú de cabecera. En julio, la crisis de ministros se llevó por delante al jefe de Gabinete presidencial.

Fue gran noticia. Despertó, por inesperado, tantos titulares como los ceses de socialistas de pro como Carmen Calvo y José Luis Ábalos. “Ya le había tomado la matricula mucho antes”, susurran sanchistas. Con todo, no parece que hasta la remodelación del Gobierno nadie hubiese sido capaz de predecir la que se le venía encima a quien era visto peón de máxima confianza del mandamás de La Moncloa.

Cierto, Redondo propina una semana sí y la otra también “patadas en la espinilla” a Sánchez. Obvio. Y con el carácter que se gasta el líder socialista, debe estar que trina. Es un permanente dolor de cabeza. Ese ejercicio de Pepito Grillo desconcierta a quienes fueron sus colaboradores.

Desde la distancia, la sensación que se saca es que aquel Redondo que parecía capaz de ganar para Sánchez cada lance, está despilfarrando la aureola que con ahínco construyó

“Lo inteligente hubiera sido desaparecer de escena durante medio año. Su revalorización al cabo de ese tiempo estaría disparada”, cuenta un alto cargo socialista que trabajó con Redondo. Incluso hay quienes afirman que el asesor está confirmando con sus erráticos pasos que sus servicios fueron pura fachada.

En fin, cada cual tiene su versión y la cuenta según le interesa. Pero, desde la distancia, la sensación que se saca es que aquel Redondo que parecía capaz de ganar para Sánchez cada lance, hasta que Isabel Díaz Ayuso se cruzó en su camino, está despilfarrando la aureola que con ahínco construyó.

Él mismo se ha declarado “en un año sabático... como mínimo”. Pero cada día hay informaciones, que supongo convenientemente condimentadas por la política, que hablan de los muchos portazos que recibe de aquellos a quienes se ofrece para trabajar. Fuentes monclovitas se esfuerzan en hacer correr entre los periodistas la especie de que los empresarios que telefonean a La Moncloa interesados reciben siempre la misma respuesta: “Ese señor no nos representa”.

Iván Redondo y Yolanda Díaz, otro frente que se le ha abierto a La Moncloa.

La relación con Sánchez ha acabado tan mal como arrancó con los dirigentes del PSOE que le cerraron las puertas de Ferraz. ¿Recuerdan cuando le colgaron el sambenito de “mercenario”? Y ello por mucho que en sus primeros “roadshows” por las televisiones indicase sin tapujos que la cercanía con el presidente seguía siendo una constante en sus vidas.

Ahora Iván Redondo prefiere proclamarse fan de Yolanda Díaz. La ve hasta bendecida por el Papa Francisco para ser la sustituta de Pedro Sánchez. Desconcertante. No creo que quien fuera poderoso jefe de Gabinete del presidente esté ya dispuesto a tirase junto a él por un barranco.