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Votos y expectativas a cuenta de la Reforma Laboral

La derogación de la reforma laboral del PSOE con el apoyo "a traición" de la CEOE condicionará el panorama electoral en 2022

Yolanda Díaz y Pedro Sánchez

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La próxima modificación de la Reforma Laboral ha desencadenado una serie de consecuencias y repercusiones, no ya en el mercado laboral español, sino en el panorama político de nuestro país. Algunas formaciones, como el PP, viven esa reforma como una pequeña “traición” de la CEOE y reiteran que la anularán en cuanto lleguen al Gobierno.

Y es que, para los populares, supone dejar sin efecto una parte de la legislación que se puso en marcha con el PP de Mariano Rajoy al frente del Gobierno. Argumentan desde el entorno de Pablo Casado que la Reforma Laboral permitió crear nuevos puestos de trabajo tras la crisis económica y que esta reversión de varios aspectos de aquella Reforma Laboral supondrá un nuevo freno a la recuperación económica y, en especial, a la creación de empleo en España.

Por ello, Pablo Casado anunció vía twitter su decisión de que no quede ni la sombra de esta nueva legislación que verá la luz el próximo martes en cuanto él ponga un pie en la Moncloa. La cuestión es que, dentro del propio PP, no faltan quienes opinan que si la CEOE no ha sido capaz de aguantar la presión mediática ni mantenerle el pulso al Gobierno, tal y como hicieron hace apenas un mes y medio con el acuerdo entre Gobierno y sindicatos sobre el mecanismo de equidad intergeneracional de las pensiones, del que se descolgaron y al que negaron su firma, es porque hoy por hoy no dan por hecho que el próximo presidente del Gobierno sea Pablo Casado, digan lo que digan las encuestas.

No están dispuestos en la cúpula de la CEOE a quemar sus naves por un PP que no están seguros que sea el que se vayan a encontrar en la mesa de negociación dentro de dos años y, por supuesto, visto el proceder de Yolanda Díaz, que retiró del texto de las pensiones aquellos aspectos que se habían introducido para facilitar la firma de los empresarios, en cuanto estos anunciaron su negativa, prefieren firmar lo que se les ha puesto por delante que cargar con una Reforma Laboral que podría ser peor o muy perjudicial para sus intereses.

Dentro del propio PP, no faltan quienes opinan que si la CEOE no ha sido capaz de aguantar la presión mediática ni mantenerle el pulso al Gobierno (...), es porque hoy por hoy no dan por hecho que el próximo presidente del Gobierno sea Pablo Casado, digan lo que digan las encuestas.

Lo del PP – caso que gane las elecciones, llegue a la Moncloa y tenga autonomía para aprobar la normativa laboral que le parezca oportuna, sin hipotecas ni servidumbres debidas a su política de alianzas- ya se arreglará cuando se pueda. No en vano son varios los miembros de la dirección del PP de Mariano Rajoy los que se sientan en la cúpula y en los puestos de asesoramiento de la patronal española.

Sin embargo, lo que para Casado es una muy mala noticia, para Yolanda Díaz y para Pedro Sánchez no sólo es una muy buena nueva, sino que ambos lo consideran el punto de partida de sus nuevas apuestas personales, entrelazadas, pero contrapuestas.

Tanto Yolanda Díaz como Sánchez quieren que la Reforma Laboral marque una nueva etapa en la que ambos se disputarán los méritos de la acción de gobierno y los votos de la izquierda. Para Yolanda Díaz, cerrar el acuerdo número 13 con sindicatos y patronal le deja manos libres para pisar el acelerador en su proyecto político, esa plataforma electoral con la que aspira a hacerse con la hegemonía de la izquierda y dar el sorpasso al PSOE.

Sus rivales serán tanto sus propios compañeros de Grupo Parlamentario, una parte de Unidas Podemos, liderada por Ione Belarra y con el apoyo refractario de Irene Montero e incluso del propio Pablo Iglesias, que no se resignan a diluirse en un nuevo movimiento y cederle el testigo de todo el organigrama a la vicepresidenta segunda del Gobierno. También tendrá que batirse el cobre con sus socios de coalición, los socialistas, con los que se disputa votos, protagonismo y relato.

Con los presupuestos aprobados y la reforma laboral consensuada, lista para presentar a la UE, tal como le pedían, Sánchez planea hacer uso de los fondos europeos y regar de proyectos y de euros los distintos territorios de España, ponerse manos a la obra con la recuperación de la economía y de su credibilidad política.

No tira la toalla el presidente y tampoco quiere tirar por la borda a sus socios de coalición, según aseguran los suyos, con lo que le toca competir con ellos desde dentro del gobierno y con el PP desde el exterior y la oposición frontal. Aquellos que crean que hemos alcanzado un clima de crispación política intolerable deben saber que nos esperan dos años que, por lógica, no pueden sino empeorar la situación actual.

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