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Abascal ultima el "Vox 3.0" tras el 13-F para dar el salto hacia Moncloa en 2023

El líder del partido verde arranca este sábado en Valladolid su precampaña de las elecciones de Castilla y León. El laboratorio en el que pretende ensayar la alianza para desalojar a Sánchez

Abascal, este viernes en Valladolid en su visita a la concentración motera de los pingüinos.

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"Todo depende del resultado que obtengamos". Con esta respuesta de manual responden los dirigentes de Vox a ESdiario, al ser preguntados si el partido verde cruzará una raya aún sin traspasar y accederá por primera vez a un gobierno tras las elecciones del 13-F.

Pero a pesar de esta calculada ambigüedad, la cúpula que lidera Santiago Abascal se dispone a poner su tercera pica en Flandes -en Castilla y León- tras irrumpir consecutivamente en los parlamentos de Andalucía y Madrid. En ambos escenarios, Vox se ha limitado a apoyar y condicionar desde fuera a los ejecutivos populares de Juanma Moreno e Isabel Díaz Ayuso.

Pero en este 13-F que supone además el pistoletazo de salida al nuevo ciclo político que culminará en las elecciones generales de 2023, la cosas para el partido de Abascal pintan bien distintas. Porque en estos comicios, Vox se propone desplegar su nuevo plan de crecimiento, una especie de Vox 3.0, a modo de ensayo general para la próxima cita con las urnas con carácter nacional: las autonómicas y municipales.

El candidato de Vox el 13-F, Juan García-Gallardo. Un "Jasp" con perfil de gestión para el nuevo tiempo de Abascal.

Si las encuestas confirman el gran salto en las Cortes de CyL (los sondeos hablan de hasta diez escaños frente al único que tiene en la actualidad), Vox reclamará formar parte del Gobierno de Alfonso Fernández Mañueco. Si este no obtiene mayoría absoluta, claro. "Del activismo ideológico a la gestión", explican fuentes del entorno de Abascal a este periódico. De las musas de la "agitación" al teatro de las consejerías.

No obstante, en Vox son bien conscientes de que las buenas perspectivas que los sondeos les auguran pueden no tener efectos prácticos. Porque el PP roza la mayoría absoluta y porque Mañueco tal vez va a estar en condiciones de elegir salvar su investidura con un pacto con los restos que sobrevivan de Ciudadanos (aunque Francisco Igea los haya descartado este mismo viernes) o con el posible apoyo de Soria ya, que coquetea con el procurador que le podría faltar al candidato popular.

De momento, Abascal ha comenzado por elegir un perfil de candidato el 13-F radicalmente distinto al de Andalucía y Madrid. Ni un agregado de primera hora, como el polémico juez Francisco Serrano, ni una dirigente del núcleo fundacional del partido como Rocío Monasterio.

Para este nuevo reto, la dirección de Vox ha optado por un joven abogado, Juan García-Gallardo, con un perfil mucho más volcado a la gestión que a la prescripción ideólogica, un síntoma de que Abascal contempla que su partido puede asumir competencias de gestión.

En cualquier caso, cara a ese esperado día después del 13-F, en Vox son conscientes de que la cúpula del PP tendría mucho que decir en los pactos de Mañueco. Porque nadie duda ya que Pablo Casado necesitará a Abascal para desalojar a Pedro Sánchez de La Moncloa. Y Castilla y León puede ser el mejor laboratorio para ensayar la fórmula para esa alternativa. Para eso precisamente se dispone Santiago Abascal a lanzar su nuevo Vox.

Para ello, la precampaña y la campaña contará con una elevada presencia de sus líderes nacionales junto al candidato en prácticamente todos sus actos, alternándose el propio Abascal con otros de los rostros más conocidos del partido, como Javier Ortega Smith, Iván Espinosa de los Monteros, Macarena Olona o Jorge Buxadé.

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