El líder del PP catalán planta cara a la alcaldesa independentista de Vic
La alcaldesa de Vic veta una carpa de ‘Escuela de Todos’ que pide el 25% de castellano “por ser contraria a la moral”. El líder del PP catalán denuncia “que se dedican a humillar”
La notable falta de libertad que se respira en algunos pueblos de Cataluña gobernados por partidos independentistas vuelve a salir a la palestra con la última estratagema del Ayuntamiento de Vic que dirige Anna Erra de Junts Per Catalunya.
Resulta que el citado Ayuntamiento catalán ha vetado la instalación de una carpa informativa de la plataforma Escuela de Todos, que engloba a 14 asociaciones que defienden el 25% de horas en castellano en los colegios, con el pretexto de que la normativa municipal permite “denegar actividades contrarias a la moral, a las buenas costumbres ciudadanas o al orden público”.
No es una broma. Es real, y el independentismo además ha presumido de ello, como hace el diputado de Junts Per Cat, Salvador Vergés, que anuncia a bombo y platillo la prohibición de Vic y la recibe con aplausos y la frase “así se combate”. Una actitud que muchos en redes han contratado calificándola de “totalitarismo”, “prevaricación” o “falta contra la libertad de expresión”.
El presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, se ha referido al asunto en su habitual tono irónico señalando los objetivos que persigue el independentismo catalán, “de lograr la independencia ‘con amplio reconocimiento internacional’ han pasado a conformarse con humillar y ensañarse con un pequeño grupo de voluntarios de una carpa de Escuela de Todos. Y encima lo explican como si hubieran conquistado Stalingrado”.
No es la primera vez que el Ayuntamiento de Vic y su alcaldesa, Anna Erra, están en el centro de la polémica por discriminar a quienes no piensan como ellos. La propia Erra, en el Parlament de Cataluña, pidió poner fin a la “costumbre” de hablar en castellano a quien “no parezca catalán”.
Para muchos estas palabras tenían “claros tintes racistas” ya que la alcaldesa de Vic diferenciaba a las personas que hablan catalán del resto de personas por sus aspectos físico. Ahora, deja claro que para ella defender la legalidad de poder estudiar en castellano es un comportamiento no moral y contraria a las buenas costumbres.