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La "marimorena" se cuece en La Moncloa: la dulce venganza de Sánchez contra Díaz

Cara a la galería, se acumulan los mensajes defendiendo el trabajo “coordinado” del gabinete. Sin embargo, tanto PSOE como Podemos han logrado “poner de los nervios” a la vicepresidenta.

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en la "escena de sofá" en La Moncloa.

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“Si Yolanda Díaz no quería una taza… pues toma dos tazas”. Con ironía, la gente cercana a Pedro Sánchez comenta así la marimorena que hay montada con la reforma laboral.

Realmente, el decreto, ha sido un camino tortuoso en la coalición gubernamental desde que se empezó a negociar con los agentes sociales hasta la convalidación en el Congreso de los Diputados.

Cara a la galería, se acumulan los mensajes defendiendo el trabajo “coordinado” de todo el gabinete. Sin embargo, tanto PSOE como Unidas Podemos han logrado “poner de los nervios” a la vicepresidenta.

Unos y otros saben bien que el crédito y la pujanza de Díaz están en juego justo ahora, cuando afronta el reto de armar un proyecto personalista para las elecciones generales con la reforma laboral como gran escaparate.

Podemos rehúye incluso valorar la norma laboral, salvo para colocar la pelota en el tejado de la titular de Trabajo.

De hecho, los acontecimientos pueden llevar a Díaz a revisar sus pasos, retrasados hasta después de la contienda del 13 de febrero en Castilla y León. Un escenario que le disgusta y “enfada”, según su entorno.

Los pilares de esa candidatura vienen tambaleándose, pues la ministra ha rechazado cualquier opción que no sea aprobar la norma con la mayoría Frankenstein, y Sánchez ha decidido abrir el abanico a Ciudadanos. Es más, la atmósfera que se respira lleva a creer que lo más factible sea la convalidación gracias a los apoyos de Inés Arrimadas y de otros pequeños partidos.

Yolanda Díaz, en un expresivo gesto en el Congreso ante la atenta mirada de Sánchez.

En esta pugna a cuenta de “la medida estrella”, el éxito o el fracaso ante todo será de Yolanda Díaz. Eso, al menos, han interiorizado los morados. Quienes, al igual que los socialistas, aprovechan para “que muerda el polvo” la política gallega que tanto ha presumido de independencia frente a las ataduras de Podemos.

Éstos nunca han mostrado su entusiasmo por el acuerdo cerrado con la patronal y los sindicatos, alejado de sus postulados y que se parece a lo defendido por Nadia Calviño y el PSOE, atados por los acuerdos con Europa.

Tal vez por eso han evitado en las últimas semanas arropar a Díaz, hasta el punto de excluir sus entrevistas de la agenda del partido de convocatorias diarias. Podemos rehúye incluso valorar la norma laboral, salvo para colocar la pelota en el tejado de la titular de Trabajo. Un silencio aún más llamativo, si cabe, ante el apoyo desplegado por los comunes de Ada Colau.

Unos y otros saben bien que el crédito y la pujanza de Díaz están en juego justo ahora, cuando afronta el reto de armar un proyecto personalista para las elecciones generales

Tampoco Sánchez derrama una lágrima por Díaz, desde el momento en que sus aprietos sirven para “bajarle los humos”, en palabras de algunos colaboradores del presidente. Ya se sabe, en política no hay amigos.

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