Sánchez se disfraza de centro con su revés a Yolanda y el ninguneo a Junqueras
La convulsa convalidación de la nueva reforma laboral ha provocado la enésima pirueta política del líder del PSOE. Que marcará la segunda parte de la legislatura y el futuro de Frankenstein.
Caos, esperpento, cambio de alianzas, rebelión de UPN y hasta el error fatal de un diputado del PP. Así ha terminado el folletín político de la reforma laboral.
Entre los dirigentes socialistas que han acompañado al presidente desde su asalto a La Moncloa se tiene la convicción de que en el universo Sánchez todo es posible. Pero ni los más viejos del lugar contaban con una pirueta como la protagonizada por el líder del PSOE para logra a cualquier precio el éxito de su promesa estrella en la moción de censura: la aprobación de una nueva reforma laboral.
Las aguas en la coalición Frankenstein bajan desde este jueves muy revueltas: "Un antes y un despues", un "trágala" y una "herida"
Porque Sánchez ha alumbrado su nueva criatura legislativa de la mano de Ciudadanos y UPN, la denostada "derecha". Y de paso con un portazo a las pretensiones de sus tres socios principales, ERC, PNV y Bildu, que exigían cambios y una tramitación más larga, y un revés con maneras de escarmiento a su vicepresidenta Yolanda Díaz y a su proyecto de alternativa al PSOE y su Frente Amplio.
Pese a que Sánchez ha advertido tras este vuelco en la aritmética del Congreso que la estabilidad de su Gobierno está "garantizada", las aguas en la coalición Frankenstein bajan desde este jueves muy revueltas. "Un antes y un despues", un "trágala" o una "herida" son algunas de las advertencias salidas de las filas de Podemos, Esquerra y Bildu. Y un cisma entre los morados y los independentistas de repercusiones aún por determinar.
Yolanda Díaz, este jueves defendiendo su reforma laboral.
Con este nuevo requiebro del inquilino de La Moncloa queda por ver ahora los efectos colaterales de la grieta abierta en Frankenstein cuando aún se transita por el ecuador de la legislatura. El primer efecto apunta a la llamada vía Ciudadanos y si Sánchez está dispuesto a convertir a Inés Arrimadas y sus 9 diputados en socio permanente hasta 2023.
Y la segunda réplica tiene su epicentro en Cataluña. El cisma entre Podemos y ERC ha llevado a los Comunes de Ada Colau (el brazo político de Yolanda Díaz en Cataluña) a retirar su apoyo a Pere Aragonés. El presidente de la Generalitat deberá apoyarse para gobernar en la CUP, cualquier cosa menos un socio fiable .
Pero en la recámara está el PSC de Salvador Illa, el viejo anhelo de Sánchez de lograr una alianza integral con ERC. Sánchez ya tiene su reforma laboral donde la quería , en el BOE y en Bruselas. Pero a costa de agitar el avispero del Congreso y de demostrar a sus socios lo que ya saben bien en el interior del PSOE, que Sánchez no se casa con nadie.