Sánchez, el domador de socios
Si en otros tiempos Iglesias organizaba un conflicto mediático que hacía removerse en su sillón presidencial a Sánchez, hoy eso ya no ocurre.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha firmado una pseudotregua con el PP exceptuando algún verso libre, como la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, dispuesta a seguir confrontando de tú a tú con Sánchez- algo que le ha reportado grandes beneficios electorales hasta la fecha- y en su entorno monclovita esperan tener una etapa relativamente tranquila para afrontar la crisis que se nos viene encima.
En todo caso, uno de los próximos a Sánchez asegura a EsDiario que “si Ayuso quiere seguir confrontando de nuevo con el presidente Sánchez, seguramente perjudicará más a Alberto Núñez Feijoó que al propio presidente, porque seguirá en la misma línea en la que estaba con Casado, situándose ella como referente, frente a un presidente nacional meritorio y voluntarioso, pero que no es capaz de generar el nivel de interés que ella acapara…” .
Al margen de análisis políticos realizados desde la orilla contraria, la tregua con la oposición le viene al pelo para poder transitar el tiempo que resta hasta las elecciones, haciendo una política de bajada de impuestos, que era la exigida por el PP, pero que, de cara a sus socios, amigos y enemigos, es una traición a sus principios y, especialmente, al pacto de legislatura que Sánchez y Pablo Iglesias firmaron hace más de dos años, con más recelos que entusiasmo, pero que se mantiene vigente y con un enorme grado de incumplimiento, según se lamentan desde Unidas Podemos.
Pero los acontecimientos (Covid 19, crisis económica, Filomena, erupción volcánica, Ómicron y ahora guerra en Ucrania) han sido el argumento que ha guiado la legislatura, sus necesidades, sus urgencias y todos los escollos que se han planteado. Si en otros tiempos Iglesias organizaba un conflicto mediático que hacía removerse en su sillón presidencial a Sánchez, hoy eso ya no ocurre: Iglesias se fue, aunque sigue enredando siempre que puede contra su sucesora, Yolanda Díaz, y su forma de afrontar este periodo no precisamente boyante para el Grupo de Unidas Podemos es bien distinto.
Las “guardianas de las esencias” de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero, han llegado, incluso, a retractarse y a aclarar que donde dijeron “digo” querían decir “Diego” y que el PSOE no es en absoluto un partido de la guerra… el resto, que le apoya en esta batalla contra Rusia desde que Vladimir Putin decidió invadir Ucrania, al parecer sí son partidos de la guerra a juicio de las dos ministras, que han salido de esta forma poco decorosa del “jardín” en el que se metieron a pisotear los parterres de puños y rosas.
Será Sánchez, su proverbial “flor en el trasero”, la debilidad del proyecto de Unidas Podemos o la conjura de una serie de elementos alineados, pero el presidente del Gobierno no teme ataque, por ahora, de sus socios de coalición, aunque, como bien sabe Sánchez, no hay enemigo pequeño ni conviene dejar flanco al descubierto y las circunstancias le van a llevar a afrontar otro envite procedente del fuego amigo, en este caso, de sus socios parlamentarios, concretamente, del de más peso: ERC.
Recién celebrado su Congreso este fin de semana, la militancia de los independentistas ha aceptado la vía posibilista y dialogante ofrecida por su dirección, pero exige transparencia y que Govern y Gobierno central dejen de marear la perdiz y pongan fecha a esa mesa política que vinieron a prometerse hace ya meses y del que se sigue sin tener noticias.
Instados por sus bases, ERC instará al gobierno de Sánchez y éste, ducho ya en manejar la presión del socio, verá cómo adormecer sus exigencias. Cierto es que las circunstancias son extremas, pero Sánchez se ha convertido en un experto en domar a sus socios más fieros.