Expectación en el PP ante el discurso de despedida de Pablo Casado en Sevilla
El todavía presidente del PP ha mantenido un silencio sepulcral desde su última aparición hace un mes que romperá teniendo que elegir entre sumarse sin reproches, o ajustar cuentas
El viernes a las 18:30 el congreso extraordinario del PP tendrá una de sus intervenciones más esperadas, quitando obviamente la del futuro presidente, Alberto Núñez Feijóo. Será la despedida oficial -con altas dosis de morbo político- del que todavía líder del partido, Pablo Casado, que romperá su silencio tras un mes alejado de los focos.
La despedida de Casado no es un adiós al uso, prácticamente no hay precedentes ya que los dos presidentes anteriores -que también intervendrán esa jornada-, José María Aznar y Mariano Rajoy, se fueron tras más de una década presidiendo el partido y después de haber llegado a la Moncloa. Casado no. No ha llegado a cumplir los cuatro años estatuarios, no ha accedido al Gobierno y ha tenido una salida convulsa por las ya conocidas razones internas.
Sin embargo, fue el propio Casado el que optó por esta despedida cuando en la famosa reunión con los barones del PP de la noche del 23 de febrero, donde se acuerda el congreso extraordinario, el todavía líder del PP pidió seguir en su puesto hasta la cita de Sevilla y no que hubiera una gestora como símbolo de “una salida digna”.
Silencio desde el 1 de marzo
Hasta esa “salida digna”, que se produce el viernes, Casado no ha pronunciado palabra ni en el Congreso de los Diputados, donde hizo su última intervención en la sesión de control a Pedro Sánchez el 23 de febrero tras lo cual se levantó del escaño y se fue, ni tampoco en la calle Génova, donde apareció y habló en la junta directiva nacional que convocaba el congreso de Sevilla el 1 de marzo en una especie de semi despedida.
Se le ha visto sólo votando en Génova en las pasadas primarias y en el Congreso para votar la ampliación de los supuestos de la prisión permanente, pero sin hacer declaraciones.
Casado abandonando el Congreso hace un mes tras la que fue su intervención de despedida en el Hemiciclo.
El presidente del PP, por tanto, ha tenido un mes para barruntar qué decir a un auditorio, y las vías discursivas van de un mensaje de suma, unidad, e incorporación total al proyecto de Feijóo, a pasar algunas facturas pendientes.
Esta última opción Casado ya la esgrimió en su última intervención pública ante la Junta Directiva del PP cuando señaló que “la reacción que he sufrido no me la merezco". Fuentes populares consideran que en Sevilla optará por una "despedida de unión" que no levante ampollas.
Una despedida elegante, donde aunque Casado defienda el buen hacer de su equipo -Teodoro García Egea incluido, veremos si con mención directa o no- y que todo lo hecho estos años siempre ha sido por el bien del partido y de España, algo que en el PP se considera lógico que presuma.
Nadie cree que el todavía líder lance reproches hacia los que han propiciado su caída.