Moncloa confía en Feijóo para la geometría variable que le libre de Frankenstein
Nunca antes Pedro Sánchez había estado tan pendiente de levantar el teléfono para llamar a Génova 13 como estos días. El PSOE busca el respaldo del PP, vigilado por Bruselas y Washington.
“En La Moncloa están esperando a Alberto Núñez Feijóo como agua de mayo”, reconoce a ESdiario un cualificado dirigente del PSOE.
Porque la invasion rusa a Ucrania ha dado un vuelco radical a las coordenadas de la política y lo que hace unos meses eran estrategias nacionales con un amplio margen de acción para cada presidente o primer ministro se ha convertido en un plan global internacional en la que cada país está teniendo que retratarse. En las decisiones políticas y económicas a corto plazo, y en las decisiones estratégicas a mucho más largo.
El debate de este mismo miércoles sobre el Sáhara en el Congreso ha mostrado bien a las claras hasta qué punto son poco fiables todos los socios del presidente. Y con el secretario de Estado de Joe Biden de testigo de excepción en su visita a Marruecos.
Como este martes se comprobó otra vez cuando Podemos, Esquerra y Bildu boicotearon una proposición parlamentaria de apoyo a la OTAN. Una votación en la que el PP tuvo que rescatar in extremis al PSOE.
Nunca antes Pedro Sánchez había estado tan pendiente de levantar el teléfono para llamar a Génova 13 como estos días. El PSOE busca el respaldo del PP, vigilado de cerca por Bruselas y Washington.
Si Sánchez se dedicó a acorralar a Pablo Casado con el trampantojo de la renovación del Poder Judicial, Sánchez sabe que necesita ahora a Feijóo para “las cosas del comer”.
Porque su plan de choque necesita de la implicación total de los empresarios y de todas las Comunidades Autónomas, con las gobernadas por el PP -véase Madrid- en la locomotora económica de toda España.
Los ministros socialistas han aplaudido a Sánchez este miércoles, pero los de Podemos no.
Pero Sánchez necesita la cobertura de Feijóo para dar al gobierno la credibilidad que no tiene en el escenario internacional. La postura con el Sáhara, la actualización y mejor financiación de la OTAN y una actitud visiblemente beligerante contra Rusia y sus aliados (China, Cuba, Venezuela o Irán) obliga al inquilino de La Moncloa a marcar distancias con Podemos y el resto de los miembros de Frankenstein.
El presidente -pero más bien España- tiene dos exámenes internacionales inminentes: la cumbre de la OTAN en Madrid y la presidencia semestral de la Unión Europea. Y debe elegir si a ambas va del brazo de Feijóo o del de Ione Belarra, Gabriel Rufián y Arnaldo Otegi. En Moncloa la respuesta la tienen clara y la llaman "geometría variable".
Por eso, como nunca antes en su mandato, Sánchez cuenta las horas para descolgar el teléfono y marcar el número de Génova 13.
Eso sí, ya este mismo miércoles Feijóo ha delimitado el terreno de juego. "Los pactos se hacen para elaborar los acuerdos, no para imponerlos. A pesar de todo esto, vamos a estudiar con todo detalle lo publicado en el BOE porque el PP sabe que España está en una situación límite", ha advertido.
Para zanjar lo que le dirá al inquilino de La Moncloa a la cara: "Si el Gobierno cambia su política económica y su política de gasto, podremos hablar".