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Feijóo llega al "trono" del PP apoyado en Andalucía y Galicia

El presidente de los populares se ha rodeado de su círculo de confianza gallego con amplia representación andaluza en un renovado PP cada vez más cerca de La Moncloa

Alberto Núñez Feijóo

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Por fin llegó Alberto Núñez Feijóo. Seguro que este es hoy el pensamiento de muchos afiliados y mandatarios del PP tras el XX Congreso que ha entronizado a quien era el líder natural del partido. Ahora, cuatro años más tarde.

El presidente de la Xunta de Galicia siempre estuvo en la cabeza de la familia popular para guiarlos, pero en 2018, tras la moción de censura que se llevó por delante a Mariano Rajoy, entre gallegos anduvo el juego. Y ninguno de los dos quiso levantar el teléfono. Quizá para no deberse ningún favor. El caso es que ni don Mariano quiso pedir a don Alberto que fuera su sustituto, ni don Alberto a don Mariano que le apoyase para ser el que le sucediera. Así las cosas, entre tanto titubeo galaico, Pablo Casado tomó la delantera y al final acabó inesperadamente llevándose el gato al agua.

Este fin de semana Feijóo ha recibido en Sevilla el mandato de su partido para ponerlo en dirección a La Moncloa. Según eso se le juzgará a partir de este lunes. De momento, viendo la situación delicada por la que atraviesa su formación, ha tomado medidas internas urgentes, dejando de lado cualquier ocurrencia y tirando de manual de crisis para afianzar el suelo de una casa que se hundía. Pero que nadie se equivoque: la moderación y las certidumbres no pueden ser la senda del aburrimiento.

Así que todos, naturalmente, van a observar a Feijóo de reojo para ver si es capaz de ilusionar además de ofrecer seguridades en una España que se cae a pedazos. No vale sentarse a esperar que pase por delante el cadáver del enemigo. Isabel Díaz Ayuso ha demostrado a las claras que se puede ofrecer buena gestión y arrastrar a gente emocionada de todo tipo para ganar elecciones. Rajoy fue un gran gestor, pero acabó con el centro-derecha partido en tres. Cierto que Feijóo, en Galicia, ha obtenido mayorías absolutas y su partido no ha sentido en la nuca el aliento de Cs ni de Vox.

Pronto los sondeos comenzarán a expresar cómo ha caído entre los votantes la renovación de los genoveses. No dudo que la llegada de Feijóo pueda consolidar en las encuestas que la suma del centro-derecha, bajo el paraguas PP-Vox, obtenga la mayoría absoluta. Igualmente, el adelanto electoral en Andalucía, seguramente a junio próximo, va mostrar la auténtica realidad de lo que se avecina. No pintan bien las cosas para el PSOE de Juan Espadas. Las expectativas son favorables para Juanma Moreno. Los nervios se perciben en la órbita gubernamental.

Alberto Núñez Feijóo y Juanma Moreno se entienden a las mil maravillas. Su coordinación está muy engrasada. El “núcleo duro” de Génova 13, el Comité de Dirección, lo han decidido entre ambos. Los dos hombres fuertes del presidente andaluz han sido ascendidos: a la coordinación general en el caso de Elías Bendodo y a la vicesecretaría económica en el de Juan Bravo. Sin embargo, Ayuso ha pagado el no dirigir todavía el PP de Madrid, con Pío García Escudero al mando de la gestora y jugando a la contra. La presidenta de la Comunidad debe conformarse con la coordinación autonómica y local en la persona de Pedro Rollán. Algo muy cicatero para una organización como la madrileña.

El goloso departamento de Organización, que tantas novias ha tenido, no iba a soltarlo Feijóo. Miguel Tellado, a la sazón secretario general del Partido Popular de Galicia y persona de la total confianza del nuevo presidente, es el designado. Hace semanas que el interesado lo sabía, así que el puesto jamás estuvo entre los negociables.

Alberto Núñez Feijóo y Juanma Moreno se entienden a las mil maravillas. Su coordinación está muy engrasada. El “núcleo duro” de Génova 13, el Comité de Dirección, lo han decidido entre ambos

Sí llama la atención lo que le ha ocurrido a Murcia. La tierra del anterior secretario general se ha quedado sin sillas en el máximo órgano estratégico del partido. Es la única Comunidad gobernada por el PP que no está representada en el Comité de Dirección. El mensaje para Fernando López Miras es desalentador.

Y esto es lo más destacable, además del premio a Esteban González Pons en la vicesecretaria de Relaciones Institucionales. Y, sin duda, la secretaría general de la riojana Cuca Gamarra. Pronto habrá nuevos nombramientos en distintos escalafones que cerrarán el equipo del que se estrena como líder de la Oposición.

Atrás queda el “paréntesis” del curioso mandato de Pablo Casado. Y lo digo con todo respeto, porque le tengo mucho aprecio personal al ya ex líder del PP. La “era Casado” se ha cerrado. Abruptamente. Aunque era algo que llevaba tiempo fraguándose. El espionaje a Ayuso fue solo la punta del iceberg de los grotescos tejemanejes de la anterior cúpula del partido. Casado lo ha pagado muy caro. Ayuso también. Ambos han sido víctimas de Teodoro García Egea y sus grises fontaneros. Hasta el ex presidente –desengañado, me dicen- reconoce su equivocación por entregarse ciegamente a su número dos. Muy tarde.

Pero los barones ya tenían bien meditado, aunque no hubiese mediado la campaña de desprestigio lanzada contra Ayuso, retirar el apoyo a Casado en el congreso ordinario previsto para junio. Dicho esto, Pablo Casado se ha despedido elegantemente en el conclave sevillano delante de quienes le apoyaron con entusiasmo y, luego, viendo la deriva, se apartaron de su lado. Me lo encontré el viernes por la noche debajo de la Giralda. Estuvo, como siempre, afable, muy cariñoso. Tuve delante al hombre que había tenido entre sus manos llegar a La Moncloa y se le había escapado la oportunidad. El rey ha muerto, viva el rey.