Sánchez crea un "proyecto estratégico" de microchips para dilapidar millones
El presidente del Gobierno ha anunciado un nuevo “Perte” de 11.000 millones para tratar de esquivar la dependencia de China a cambio de más subvención pública
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sigue empeñado en no bajar los impuestos. Primero mantuvo esa negativa con el precio de la luz, el gas y los carburantes, que asfixian a la clase trabajadora y a sectores estratégicos como el ganadero, el agrícola o el de los transportistas. Y ahora, se niega a bajarlos para la creación de nuevas empresas tecnológicas o dependientes de semiconductores.
De este modo, el Gobierno ha anunciado que implementará la misma solución o “parche” que ha usado con el precio de la gasolina: la subvención pública. Del mismo modo que Moncloa está pagando el 75% de los 20 céntimos de descuento en los carburantes, en lugar de reducir el 50% del precio directo de los mismos destinado a impuestos, Sánchez planea ahora dilapidar 11.000 millones de euros para solucionar la crisis de los microchips.
El plan del PSOE consiste en la aprobación de un nuevo Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (Perte) sobre microchips y semiconductores en el que el Gobierno inyecta dinero a las empresas para que se afinquen en España e inviertan en elementos técnicos que ayuden al país a no depender de los semiconductores procedentes de China.
Sin embargo, no hay rastro de una bajada del impuesto de sociedades, que impide que muchas empresas inicien sus proyectos aquí, o la bajada de la carga fiscal de otros impuestos relacionados con esta industria. Moncloa se limita a gastar dinero público en este sector para “no perder la carrera de la tecnología más avanzada”.
El Gobierno quiere que nuestro país "se sitúe a la vanguardia del progreso industrial y tecnológico. Los semiconductores son un elemento básico de todos los sectores energéticos y adquieren una importancia geoestratégica mundial en un contexto de transformación digital”, ha apuntado Sánchez durante su discurso en el simposio 'Wake Up, Spain!’.
El presidente del Gobierno también ha querido lucir la propuesta tachándola de "apuesta ambiciosa" que busca atraer importantes inversiones en la industria de los semiconductores y de las nuevas tecnologías relacionadas, que serán "clave" para alcanzar la autonomía estratégica ansiada a nivel europeo.
Sánchez: "Los semiconductores son un elemento básico de todos los sectores energéticos y adquieren una importancia geoestratégica mundial en un contexto de transformación digital"
Un proyecto que, previsiblemente, será financiado con fondos europeos, dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia aprobado por Bruselas tras la crisis económica derivada de la pandemia de coronavirus. El Ejecutivo añade por tanto este Parte a otros planeados estos últimos meses.
Destacan el Perte para el desarrollo del vehículo eléctrico y conectado; el destinado a la salud de vanguardia; el Perte de energías renovables, hidrógeno renovable y almacenamiento; el del sector agroalimentario; el planteado para la denominada “Nueva economía de la lengua”, así como el Perte Economía circular, naval, aeroespacial y de la digitalización del agua.
Todos ellos estarían, en principio, desligados de estos 11.000 millones de euros presupuestados solo para este ERTE que busca evitar depender de China en la producción de semiconductores. Unos chips que han bloqueado desde hace un año y medio las economías de todos los países de la Unión Europea, ya que son necesarios para la elaboración de muchos productos tecnológicos.
La crisis surgió por el auge desmedido en la demanda de productos tecnológicos a raíz de la pandemia de covid. La ciudadanía se encerró en casa y, después de los confinamientos, demandó más productos como tablets, ordenadores o teléfonos para teletrabajar o relacionarse a distancia con otras personas.
Esto aumentó la demanda, que China no supo proveer, lo que creó un cuello de botella en las exportaciones, un auge de precios en decenas de sectores e incluso la paralización de ciertas industrias europeas. Este último caso es el de la automoción, que desde hace dos años vive continuos paros en la producción.
Es el caso de las fábricas de Stellantis (antigua PSA Peugeot-Citroën) en Vigo, la factoría de Renault en Valladolid o la de SEAT en Martorell. Unas pausas en la producción que han generado muchos despidos a través de los ERTE y que el Gobierno quiere evitar, ahora, con la aprobación de más subvenciones.