Mañueco estrena el "laboratorio" con Vox en CyL ante un Feijóo escéptico
Los populares inician la Semana Santa con la investidura en Castilla y León de la mano de los de Abascal, esperando que no sea un "viacrucis" sino una "resurrección" del nuevo PP.
Este próximo lunes antes del inicio de la Semana Santa, aguarda una última cita política de gran calado. El PP inaugura una nueva etapa en la política española que es la de integrar a Vox en un gobierno autonómico, el de Castilla y León, con su vicepresidente, consejeros y competencias en materias como Empleo, Industria o Cultura.
Una etapa que ha coincidido con la llegada de un nuevo líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que en su tierra, Galicia, siempre se ha mantenido muy al margen del partido de Santiago Abascal -aunque es cierto que no tienen representación y no los necesita para gobernar- y que acoge con cierto escepticismo el resultado del acuerdo.
No obstante, también debido a su carácter pragmático sabe que tanto en Castilla y León como en otras comunidades y ayuntamientos en el futuro PP y Vox están condenados a entenderse y más vale no hacer sangre con las huestes de Abascal.
El propio dirigente gallego ha explicado este viernes en una entrevista radiofónica que Vox es igual de democrático que otros partidos, que el pacto con ellos es lícito y que en Castilla y León no había otra suma al negarse el PSOE a abstenerse.
Cerrados los últimos flecos del acuerdo del PP con Vox, como el papel que tendrá el vicepresidente Juan García Gallardo -sin cartera pero con atribuciones de coordinación-, hasta el Lunes de Pascua no será cuando la Junta se arranque a trabajar -oficiada la investidura de Mañueco- tras los tres meses y medio de este en funciones, y cuando se vea a los consejeros de Vox ya sentados junto a los populares en el gobierno inaugurando la primera experiencia de gestión de ambos partidos juntos.
El PP tiene al menos la tranquilidad de que Vox se ha tomado su tiempo, pero ha elegido tres perfiles técnicos con amplios y potentes currículums para gestionar las tres consejerías que le corresponden. Ya no vale para los de Abascal quedarse en documentos firmados o en discursos en los parlamentos, ahora le toca gestionar.
Feijóo, por su parte, no ha confirmado su asistencia al pleno de investidura de Alfonso Fernández Mañueco, un gesto que algunos han interpretado como un deseo de mantener la distancia con el pacto con los de Abascal y no dar carnaza a la izquierda.
Pero que desde el PP se explica que es simplemente un tema de agenda, que acudirá si puede y que el presidente castellano-leonés estará apoyado por otros dirigentes de la nueva cúpula de Génova. Asista o no Feijóo, este Lunes Santo se va a dar el pistoletazo de salida a nueva era en las relaciones de los partidos del centro derecha que marcará las futuras alianzas en función de cómo salga. Un laboratorio, en definitiva.