Sánchez acelera su huida hacia adelante en una semana dando la espalda a todos
En estos últimos cinco días, el inquilino de La Moncloa ha dado una nueva muestra de su estrategia unilateral. Con decisiones de calado, ajeno al PP, a sus propios socios, y hasta al PSOE.
Si algo ha demostrado la semana política que este viernes termina, con millones de españoles dispuestos a olvidar por Semana Santa la crisis que les acorrala, es que Pedro Sánchez está lejos de rectificar su forma de hacer política. Lejos de derogar su estrategia unilateral y buscar un gran consenso nacional para hacer frente al dramático panorama, el inquilino de La Moncloa ha ratificado estos últimos cinco días su personal huida hacia adelante.
Una huida en la que Sánchez ha vuelto a demostrar que tiene la intención de seguir tomando decisiones decisivas para el futuro del país, ajeno a todo y a todos. Empezando por su propio partido, el PSOE, con el que a su llegada a la Secretaría General firmó el compromiso de someter internamente a debate y votación sus grandes medidas.
Después, al PP, pese a que representa a la mitad de los españoles y que está llamado a desarrollar en un futuro desde el Gobierno la mayoría de las decisiones que se están adoptando ahora.
Y por añadidura, lo que es aún más preocupante, dando la espalda y desplantando a las instituciones del Estado, desde el Rey hasta el Congreso, pasando por el Senado.
Todo esto ha sucedido esta semana con los tres asuntos de mayor calado en la agenda pública. La guerra de Ucrania, sus consecuencias económicas en el bolsillo de los españoles y el vuelco histórico de España en el asunto del Sáhara.
Sánchez, este martes en la sesión solemne, protagonizando su innecesaria cuota de protagonismo.
El martes, en la sesión extraordinaria en el Congreso para escuchar al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, Sánchez no dejó pasar la oportunidad para tratar de sacar su propia tajada mediática con un discurso impropio por su extensión, mucho más allá del protocolario agradecimiento a Zelenski. Pero, además, volvió a despreciar a la Cámara al anunciar sin comunicación previa al PP y al resto del Parlamento su decisión de un segundo gran envío de armas españolas a Ucrania.
Tampoco parece que en este asunto haya habido un trabajo diplomático previo desde Moncloa o Exteriores a luz del polémico señalamiento de Zelenski a varias empresas españolas. Como poco con información inexacta.
Tampoco Sánchez ha dedicado mucho esfuerzo preparatorio y negociador de su primera cumbre con Alberto Núñez Feijoo. Algunos barones del PSOE habían puesto esperanzas de que sirviera para hilvanar un futuro gran “acuerdo de país” que permitiera a Sánchez liberarse de las ataduras, los vaivenes y las traiciones de Podemos y demás socios de Frankenstein.
Sánchez y Feijóo, este jueves en su primer cara a cara en Moncloa con el gallego al frente del PP.
En cinco minutos y con un radical no es no despachó Sánchez este jueves el plan de Feijóo para dar oxígeno a las familias con un colchón fiscal de hasta 3.800 millones de euros. Un escueto “no se puede” que refleja muy bien cuán alejado de la realidad está el presidente.
¿Y que decir del Sáhara y del inoportuno viaje de Sánchez a Marruecos en el mismo día en el que el Congreso tumbaba su personalísima estrategia sobre la antigua colonia española. Este ninguneo al Parlamento enmascara algo más preocupante. Que en este asunto tan estratégico, las riendas las lleva Mohamed VI. Y que Sánchez ha acudido a Rabat cuando el Monarca lo ha decidido unilateralmente.
Sánchez y Albares, en la cena ofrecida por Mohamed VI este jueves en Rabat.