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Las empresas lanzan un SOS ante la asfixia económica que Sánchez no ataja

Las pequeñas empresas están con el agua al cuello, la morosidad se ha disparado y muchas de ellas están en una situación crítica mientras el Gobierno sigue con sus parches.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta primera, Nadia Calviño

Publicado por
Yolanda Lorenzo

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Las empresas están con el agua al cuello. Ya no pueden más. La enorme subida de los precios de la energía y la inflación desbocada tienen una consecuencia, el aumento de la morosidad en las pymes que ven como sus ingresos merman sin cesar mientras el Gobierno permanece inmóvil.

De hecho, una de cada cinco empresas ha experimentado un aumento de la morosidad en el último año, según el Barómetro de la pyme sobre morosidad elaborado por Cepyme, que ha atribuido este repunte de la morosidad entre empresas a la desaceleración de la recuperación y a las secuelas que dejó en ellas la crisis de la pandemia.

A esto hay que añadir que en lo que respecta a la morosidad por parte de las administraciones públicas, el 10% de las empresas declara que es más alta que hace un año, mientras que para el 40% se ha mantenido en los mismos niveles.

Así, la asociación de empresarios consideran que "la morosidad se mantiene estable, en tasas muy elevadas, y sigue siendo un grave problema para las empresas, que pone en riesgo su liquidez y compromete su viabilidad, en especial para las de menor dimensión", apunta.

De hecho, la organización ha advertido de que el monto total de deuda entre empresas con morosidad continúa incrementándose "de forma preocupante" y tiene consecuencias directas en la viabilidad de las mismas.

El 2% tendrá que cerrar

En concreto, el 2% de las empresas que sufre mora prevé que su compañía cierre por este motivo; un 5% cree que le llevará a una situación de insolvencia; un 4% apunta a una reducción de su estructura; para el 10% supondrá más necesidad de financiación, y para el 18% un incremento de los gastos de financiación.

Además, esta morosidad tiene un coste para las empresas en términos de dificultades de financiación e intereses de demora exigibles que, con el tipo de interés legal en el 3% fijado por el Banco de España, Cepyme estima para este período en 1.411 millones de euros, un 15,8% más que en el mismo período del año anterior, superando los niveles de intereses más elevados que se registraron en 2013.

"La demora en el pago de facturas incide especialmente en las empresas de menor tamaño, que tienen mayores dificultades de acceso al crédito y que sufren más especialmente la morosidad al ser proveedores, en muchas ocasiones, de otras compañías con mayor tamaño", sostiene Cepyme.

El incremento de morosidad también les afecta en pérdida de clientes (12%) o en la reducción o pérdida de márgenes (30%)

Así, ante estos datos resulta más que evidente que las empresas está asfixiadas, muchas no pueden hacer frente a las facturas iniciando una reacción en cadena que afecta a todo el tejido productivo español, formado fundamentalmente por pequeñas compañías, en muchos casos familiares, que se ven abocadas al cierre.

Mientras tanto, el Gobierno no busca soluciones y solo pone parches, como las subvenciones a las gasolinas, que no solucionan el problema de fondo, o bien abre líneas de crédito que lo único que consiguen es aumentar el endeudamiento de las pequeñas empresas que intentan sobrevivir a la crisis.

Es en definitiva, un momento crítico para el tejido productivo, ya que, además, el incremento de morosidad también les afecta en pérdida de clientes (12%) o en la reducción o pérdida de márgenes (30%), acabando con sus beneficios y por tanto disminuyendo su viabilidad.

Por ello, cada vez resulta más evidente que el Gobierno debe implementar medidas, como una bajada de impuestos que permita aumentar la solvencia empresarial, para paliar una crisis que, si no se ataja rápido terminará por hundir por completo la economía española.

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