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La hoja de ruta de Sánchez hace aguas en 15 días con Feijóo al timón de Génova

Las recientes encuestas, incluido el CIS de Tezanos, muestran que el PP no pierde votos por el acuerdo de Mañueco con Vox y que el “miedo a la ultraderecha” atizado desde Moncloa ya no cala.

Pedro Sànchez, rodeado de micrófonos.

Publicado por
E. M y J.R.V

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"El PP ha cambiado, Moncloa va a tener que ponerse al día". Esta reflexión de un diputado del PSOE resume el sentir de buena parte del PSOE ante los primeros días de Alberto Núñez Feijóo al frente de la alternativa política a Pedro Sánchez y la entente Frankenstein que le sostiene.

Y es que el PSOE lanzaba una dura advertencia al PP el pasado lunes durante el debate de investidura de Alfonso Fernández Mañueco tras su acuerdo con Vox: “El PP pagará ante la historia”.

Toda una semana de ofensiva total desde el Gobierno -utilizando incluso los recursos públicos- que ha vuelto a resucitar el mantra tan manido “miedo a la ultraderecha” que en otras ocasiones ha funcionado al sanchismo. Sin embargo, según certifican los últimos sondeos, esa estrategia ya no cala entre el electorado. Ni para restar al PP o para movilizar a la izquierda.

Los últimos sondeos publicados tras la elección de Núñez Feijóo como presidente del PP y tras conocerse el acuerdo con Vox en Castilla y León han confirmado sin embargo la tendencia contraria: los populares están ganando terreno y votantes tanto procedentes de su derecha, de Vox, como del PSOE, tras el tsunami en el centroderecha que provocó la caída de Pablo Casado.

Ofensiva que hace aguas y ya no surte efecto

El pacto con Vox en Castilla y León en ningún momento provoca la fuga o rechazo del votante de centro derecho, que entiende además que era la coalición más lógica de gobierno si no se repetían epecciones. El sanchismo, aprovechando además los buenos resultados de Marine Le Pen en Francia, pretende hacer un paralelismo y puesto el objetivo en vender ese peligro en España para erosionar a Feijóo.

Desde Moncloa se ha dado la consigna incluso de que los consejeros de sus comunidades rechacen entablar relaciones con los de Castilla y León, como ya han anunciado los de Asturias o ha abanderado la ministra de Ciencia, Diana Morant, augurando ahora “relaciones difíciles” con la Junta y tachando a Vox de un partido “que niega la ciencia y pone en peligro la democracia”.

Pero el PSOE olvida que tras casi cuatro años de los de Abascal en las instituciones, el mensaje ya no cala, y el propio CIS de José Félix Tezanos reconoce que el PP mejora en intención de voto gracias al cambio de líder sin que el pacto con Vox sea visto como algo que reste.

En las filas populares, además, se tiene la certeza que el propio pacto servirá para centrar a Vox -no es lo mismo hacer oposición con discursos grandilocuentes que gestionar- e incluso para presentar al PP como el garante del buen gobierno.

Hasta en Moncloa se han empezado a dar cuenta que Vox ya forma parte del paisaje político, y el “miedo a la extrema derecha”, quizá por argumento tan repetitivo y recurrente, ha dejado de tener su efecto electoral. Todo un problema para Pedro Sánchez, obligado a ponerse las pilas.

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