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El PSOE arrastra al CNI al escándalo y linchamiento por tercera vez en Moncloa

El "caso Pegasus" vuelve a abrir en canal a los Servicios Secretos. Como ocurrió con los dos antecesores socialistas de Sánches en el "caso Manglano" y en el "caso Alberto Sáiz".

Pedro Sánchez, entre Felipe González y Zapatero, en el último congreso del PSOE.

Pedro Sánchez, entre Felipe González y Zapatero, en el último congreso del PSOE.

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Tirando de refrán español podría concluirse para resumir la relación histórica del PSOE con los Servicios Secretos españoles que “la cabra siempre tira al monte”. Porque casualidad o no -y los hechos han demostrado más lo segundo que lo primero- siempre que ha habido un escándalo o nuestro espionaje se ha visto expuesto al escrutinio público, en La Moncloa ha residido un presidente socialista.


En el peor momento, con una guerra en Europa de consecuencias aún indescifrables y con un enemigo tan inquietante como la Rusia de Vladimir Putin, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ha vuelto a las primeras paginas con Pedro Sánchez. Como lo hizo antes con Felipe González y los GAL y las escuchas indiscriminadas, del Rey hacia abajo. Cuando el servicio de espionaje se llamaba CESID.


El primer escándalo del PSOE con los Servicios Secretos acabó con la dimisión del vicepresidente Narcís Serra y del ministro de Defensa, García Vargas.


Como lo hizo también con José Luis Rodríguez Zapatero y la dimisión de su entonces director Alberto Sáiz, impuesto a dedo por José Bono y sin experiencia alguna para tan delicado puesto.

Como en el felipismo y en el zapaterismo, los más que profesionales y elogiados agentes del CNI viven estos días entre la indignacion y la incomodidad de verse sometidos al linchamiento político.

Peor aún, desde el propio gobierno y sus aliados. Porque sin presunción de inocencia alguna; Podemos, ERC, Bildu, Junts y el resto Frankenstein ya se han aferrado al mantra de las cloacas del Estado. Pero llueve sobre mojado con Sánchez.


El "jefe de los espías" de Zapatero y nombrado por José Bono, Alberto Sáiz, acabó dimitiendo tras incendiar el CNI.


Porque desde la llegada del líder del PSOE a Moncloa el CNI ha sido ese oscuro objeto de deseo de Podemos. Pablo Iglesias exigió entrar hasta la cocina a través de la comisión gubernamental que recibe sus informaciones y lo controla. Para escándalo general y alerta de varios servicios amigos, en especial los norteamericanos. Por los lazos del exlíder morado con el populismo latinoamericano y Venezuela

¿La consecuencia de esta batalla?: el CNI lleva tres años sin control parlamentario para disgusto de la ministra de Defensa, Margarita Robles, y de la jefa de los espías, Paz Esteban. Y en estas ha irrumpido el caso Pegasus en el que Podemos, Pere Aragonés y los independentistas vascos y catalanes aliados del PSOE han visto una mina para cobrarse viejas venganzas.

Como se lamenta en ESdiario un antiguo agente de La Casa: “Nos hacen regresar a donde solíamos …”.

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