Marlaska monta en cólera y alecciona a Vox siguiendo los pasos de Calvo

Después de que se conociesen los presuntos espionajes a 60 líderes independentistas mediante el uso del programa “Pegasus” y de que los secesionistas acusasen al Ministerio del Interior, de Defensa y al CNI de estar detrás de estos ciberataques, el ministro Fernando Grande-Marlaska ha querido echar balones fuera y ha decidido recurrir a un viejo argumentario del Gobierno de coalición: tachar a Vox de “extrema derecha” y atacar al PP.

El ministro del Interior ha aprovechado su participación este lunes en un desayuno informativo para pedir al PP de Alberto Núñez Feijóo que aporte "estabilidad institucional" dando una especie de cheque en blanco a Sánchez y que se aleje de Vox y de la "estrategia disolvente consistente en generar ruido mediático”.

Marlaska ha querido aleccionar al partido de Santiago Abascal y ha asegurado que "no espera nada" de Vox porque cuenta con unos "parámetros democráticos que se sitúan fuera de la Constitución". Además, ha aprovechado para acusar a los populares de abandonar la responsabilidades institucionales al pactar con Vox.

En este sentido, ha mencionado la "supuesta nueva etapa del PP" para asegurar que como ministro "anhela que recupere esa posición de partido garante de la estabilidad institucional que nunca debió perder”. Una estrategia de desgaste hacia el partido de Abascal que ya estableció la semana pasada la exvicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo.

De hecho, la socialista puso en duda la “legalidad y constitucionalidad” del gobierno de Alfonso Fernández Mañueco con Vox en Castilla y León, llegando a cuestionar “hasta qué punto es constitucional y legal” el acuerdo al que llegaron ambos partidos “porque está en dirección contraria a toda la estructura jurídica con la que las mujeres hemos avanzado en la lucha contra la violencia específica que sufrimos por el hecho de ser mujer”.

Marlaska aprovecha para criticar a su predecesor

En ese mismo desayuno informativo, Grande-Marlaska ha asegurado que se siente objetivo de las "más aceradas críticas" de la oposición, algo que ha relacionado en que su gestión supone una "completa enmienda a la totalidad" a su antecesor en el cargo, el 'popular' Jorge Fernández Díaz.

En este sentido, ha recordado el 'caso Kitchen' y que la Audiencia Nacional ha sentado en el banquillo a su antecesor y otros altos cargos del Ministerio del Interior del PP "por algo tan grave como desviar dinero público para frenar las investigaciones judiciales que afectaban al partido y al Gobierno del señor Rajoy".

Además, ha contrapuesto la "situación lamentable" que dejó el PP en lo referente a las plantillas policiales, ya que en solo seis años "sacó de las calles a más de 13.000 agentes". Tras aumentar un siete por ciento los efectivos de policía nacional y guardia civil, su aspiración es que en esta legislatura se recuperen los 155.149 efectivos que había en 2011.

Como ejemplo ha citado que ahora hay más policías para unidades como las encargadas de luchar contra el "terrorismo machista", contando ahora con 945 agentes más (hasta 2.825), dentro de unas políticas que incluyen un nuevo impulso al Sistema Viogén o incentivar el acceso de las mujeres a los cuerpos policiales.