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Preocupación en Page, Puig y Vara por los efectos de un batacazo en Andalucía

Los principales barones del PSOE temen un efecto colateral que lastre sus opciones en las autonómicas de 2023 y acabe impulsando una alternativa del PP con Vox tras el 19-J en sus feudos.

Los socialistas Page, Puig y Vara en un encuentro

Los socialistas Page, Puig y Vara en un encuentro

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E. M.

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Las elecciones del próximo 19 de junio en Andalucía no sólo se miran con lupa en la sede del PSOE andaluz para ver cómo queda la marca en el que durante 40 años fue su feudo electoral. También en puntos más lejanos como Toledo, Mérida o Valencia, donde entre los principales presidentes autonómicos corre ya el pánico ante una derrota contundente que acabe provocando un seísmo político con réplicas en sus territorios.

Es cierto que aún queda para las elecciones autonómicas, que no hay nada escrito y que todo puede pasar, pero en los cuarteles generales de barones como el extremeño Guillermo Fernández Vara, el manchego Emiliano García-Page y el valenciano Ximo Puig no ocultan el temor a un mal resultado de Juan Espadas -que ya descuentan las encuestas- que afecte a la marca de la rosa a la vez que acabe impulsando a la de la gaviota en los sondeos.


“Que Dios reparta suerte” era el resumen que hacía hace unas horas el presidente de Extremadura ante las elecciones y las opciones del socialista Espadas de hacerse con la presidencia de la Junta. Unas palabras que no invitan al optimismo y que más bien de ánimo suenan a un sálvese quien pueda.

El PSOE andaluz no tiene los sondeos de cara, y la confluencia de dos factores como es el desconocimiento de su candidato entre los andaluces -salvo en Sevilla- así como la imagen centrada, moderada y de gestión del popular Juanma Moreno -gente de voto socialista asegura que está dispuesto a votarle- no invitan a que haya un vuelco en las encuestas tras el 19 de junio.


El PSOE coquetea con su peor resultado

El PSOE podría verse ante su peor resultado y ante una circunstancia nunca vivida en Andalucía: ni ser el partido más votado ni ostentar el gobierno de la Junta. Actualmente, al menos, conserva la primera. Esto, si se une a un PP ganador que mejora hasta el punto incluso de poder gobernar en solitario con apoyos externo, sería letal para el partido que dirige Pedro Sánchez.

A ninguno de los barones socialistas se les escapa lo que paso tras la contundente victoria de Isabel Díaz Ayuso en Madrid: la marca PP se revalorizó en los sondeos mientras la izquierda tiró a la baja. Con las elecciones en Andalucía, si se cumplen las encuestas, podrían verse en la misma tesitura, y ahora añadido a la recuperación de voto que experimentan los populares tras la llegada de Alberto Núñez Feijóo.


Esta situación, a menos de un año de las autonómicas y municipales de 2023, lastraría las opciones de Puig, Vara y Page. Cada comunidad autónoma es un mundo, pero muestran ya su preocupación entre bambalinas. El extremeño Vara es el que mejor lo tiene, a la espera de que el PP nombre nuevo líder en Extremadura y vea a quien se enfrenta.

En la Comunidad Valenciana, la diferencia entre el bloque de izquierdas y de derechas se juega en un puñado de votos escaño arriba o abajo según los sondeos. Con un pacto de izquierdas tocado por los asuntos judiciales de Mónica Oltra y sus guerras internas, a Puig le podría dar la puntilla que la candidatura del PP se revalorice y la del PSOE salga aún más erosionada.

Y en Castilla La Mancha, otro feudo socialista histórico, empieza a cundir el temor de que la derecha sume más que la izquierda. Las encuestas sitúan a Page fuera del gobierno ante la suma de PP y Vox.

Si esta alternativa arrasa en Andalucía, y además muestra solvencia de gestión y que funciona en Castilla y León, allana el terreno para que sea una realidad en otras regiones como Castilla La Mancha o la Comunidad Valenciana donde podría sumar sin que la izquierda venda el miedo a la misma. Ya se sabe, los barones se aferran al viejo refrán: Cuando veas las barbas de tu vecino pelar...


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