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Sánchez se entrega a Bildu y no se salva del acoso de ERC por el "Caso Pegasus"

Mertxe Aizpurua ha justificado su voto como "un ejercicio más de responsabilidad" aunque en la sombra está la concesión de una plaza en la Comisión de Secretos Oficiales.

Pedro Sánchez y Mertxe Aizpurua

Publicado por
Andrea Jiménez

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El Gobierno se jugaba su supervivencia, pero Bildu le ha dado el oxígeno que necesitaba. El debate que se vive este jueves en el Congreso de los Diputados para convalidar el decreto de medidas contra la crisis apuntaba a convertirse en un vía crucis para Félix Bolaños que ante, la enésima ausencia de Sánchez, era el encargado de defender el texto en medio del enfado de sus socios por el presunto espionaje a los independentistas.

Pero las palabras de la portavoz de la formación abertzale le ha permitido respirar. "Aprobaremos este decreto por la gente, no por el Gobierno", ha dicho en su intervención Mertxe Aizpurua, que ha explicado su voto como "un ejercicio más de responsabilidad", mientras que otros partidos independentistas como CUP, Junts y ERC han anunciado voto en contra.

En todo caso, Aizpurua ha exigido al ministro de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, que esto sea "mutuo": "Espiar a quienes permitimos que este Gobierno avance no es ni tenernos respeto ni mostrar responsabilidad".

De esta manera con el voto de Bildu, el Gobierno de coalición tiene ya asegurado el apoyo de al menos la mitad de la cámara: PSOE, Unidas Podemos, PNV, Bildu, PDeCAT, Más País, Compromís, PRC, Nueva Canarias y Teruel Existe, permitiendo sacarlo adelante.

Se tramitará como proyecto de ley

Todo ello, después de que Sánchez tuviera que recular este miércoles al ver que las cuentas no le iban a salir tras la fractura con sus socios debido al 'caso Pegasus' y anunciase que tramitará como proyecto de ley para permitir así "las aportaciones de los grupos parlamentarios", señalaron desde Presidencia.

Gracias a esta modificación, de la que aún no se han acordado plazos, Sánchez ha conseguido amarrar más apoyos, los suficientes como para sacar adelante el plan, aunque la implicación del caso Pegasus va más allá.

El Gobierno ha cedido ante los independentistas y ha abierto la puerta de la Comisión de Secretos Oficiales a ERC y Bildu, en un intento de aplacar al independentismo que exige, como poco, la cabeza de Margarita Robles

De hecho, la principal concesión que ha realizado el Gobierno estos días, no tiene que ver con el plan anticrisis, sino que ha abierto la puerta de la Comisión de Secretos Oficiales a ERC y Bildu, en un intento de aplacar al independentismo que exige, como poco, la cabeza de Margarita Robles. Todo ello, espoleado por un Podemos que tiene una inquina especial contra la ministra de Defensa y ha decidido posicionarse en contra del propio Gobierno del que forma parte.

Aun así, ministro de la Presidencia ha intentado convencer a los diputados de que den su 'sí' al Ejecutivo, apelando no al contenido del texto y las medidas propuestas, sino simplente a la necesidad de dar una respuesta a los ciudadanos sea cual sea. "La votación no va del Gobierno, va de ayudar a los ciudadanos para que les faciliten su vida".

De hecho, ha llegado a asegurar que "los que voten que no, están perjudicando a los ciudadanos con fin de perjudicar al Gobierno. Es tiempo de soluciones, de responsabilidad y liderazgo. Estamos dando un mensaje de unidad; de un estado que protege a sus ciudadanos que les hace la vida más fácil".

Un discurso que apelaba a los sentimientos de los propios diputados con la intención de que sus socios se olvidasen del presunto espionaje. Con Bildu ha funcionado, con ERC no, por lo que si la crisis no se cierra, todo apunta a que el calvario seguirá para el presidente ya que cada una de las votaciones que lleguen al Congreso serán una pesadilla constante para el Gobierno.

Ya lo avisó la formación de Junqueras, cuando Rufián amenazó con "tumbar" la agenda legislativa del Gobierno y si Sánchez sigue paralizado, vivirá el año que le queda en Moncloa rendido al chantaje independentista, permanentemente en el alambre.