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Los líos en Moncloa trituran la imagen del "eficaz Bolaños" en apenas un año

El ministro de Presidencia fue elevado a su rango el pasado verano como el hombre fuerte del Gobierno tras la salida de Calvo y Redondo, pero no ha logrado levantar la imagen del presidente

El ministro Félix Bolaños bebe agua en la tribuna del Congreso

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E. M.

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El pasado mes de julio Pedro Sánchez acometía una reforma en profundad de su Gobierno dando salida a quienes habían sido sus pesos pesados estos años en La Moncloa, como la vicepresidenta Carmen Calvo o su todopoderoso jefe de gabinete Iván Redondo, con el fin de recuperar la iniciativa política ante el desgaste que las encuestas apuntaban al PSOE.

En esta remodelación, mientras unos se iban tras años de leal servicio, otros eran elevados a los altares monclovitas, destacando un nombre en particular, el de Félix Bolaños, que pasaba a ser ministro de la Presidencia en lugar de Carmen Calvo -aunque sin rango de vicepresidente pero con ese desempeño de facto- y uno de los responsables de la estrategia política de Sánchez y del rumbo del Gobierno.

No ha pasado un año y la figura de Félix Bolaños está muy quemada sin lograr levantar las expectativas de voto del PSOE, que siguen estancadas y con la amenaza de un pacto de derechas que le supere, y con una mayoría parlamentaria que se resquebraja por el caso del espionaje con el programa Pegasus a los independentistas que el propio Bolaños, en lugar de solucionar, ha acabado enredando más con su rueda de prensa.

Un año de desgaste sin freno

Bolaños podría ser una víctima colateral del espionaje, más allá de lo que lo que suceda con la ministra de Defensa, Margarita Robles. Una víctima en imagen y crédito político.

El ministro de la Presidencia salió este lunes por la mañana con un conejo de la chistera para desviar la atención del espionaje a los independentistas y sobre todo, el foco sobre el Gobierno: Pedro Sánchez y otros miembros del Gobierno tambieron pudieron ser espiados.

Pero el conejo de la chistera, lejos de apaciguar los ánimos de unos socios de izquierdas que piden cabezas, sólo ha echado más leña al fuego a la imagen de improvisación y falta de estrategia de Moncloa.

Los independentistas siguen con su diatriba y ahora encima se añade el problema de la falta seguridad en las comunicaciones que transmite el Gobierno, incluso de un posible espionaje por parte de un agente extranjero -algunos apuntan hasta a Marruecos-.

Bolaños, le acusan en el PSOE, en lugar de apagar el incendio, parece haber echado más gasolina, y ahora se acusa al Gobierno de conocer el espionaje desde hace meses, ocultarlo y sacarlo a la luz por interés el lunes por la mañana.

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