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Sánchez quema junto al CNI el Ala Oeste de Moncloa y queda sin ases en la manga

La inexperiencia, el amateurismo y la purga de los "fontaneros" del viejo PSOE en la Presidencia quedan ahora a la vista. Y en el PSOE ven con pavor la deriva tras el "Pegasusgate".

Pedro Sánchez, en la toma de posesión hace un año de su jefe de gabinete, Óscar López.

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El insólito giro de guión que el plató de La Moncloa diseñó este pasado lunes en el culebrón del espionaje con Pegasus se ha vuelto apenas cuatro días después como un boomerang contra sus guionistas.

Y lo que es más dramático para Pedro Sánchez es que ha achicharrado en tiempo récord a los peones principales del presidente, prácticamente llegados al Ala Oeste con el encargo de llevar al líder del PSOE en carroza y como favorito a las elecciones previstas inicialmente para 2023.

Porque del esperpento que inició el lunes la ministra portavoz y el de Presidencia en la sala de prensa de La Moncloa y que ha culminado este jueves la directora del CNI en la Comisión de Secretos Oficiales, sale herida de muerte la guardia de corps de Sánchez: los citados Félix Bolaños e Isabel Rodríguez, más el jefe de gabinete del presidente, Óscar López.

Se da la paradoja de que el presidente que más vicepresidentes tiene en democracia carece de lo más básico en tiempos de zozobra en Moncloa: un Guerra, un Álvarez Cascos, una Fernández de la Vega, un Rubalcaba o una Sáenz de Santamaría.

Los tres comparten una circunstancia común: apenas llevan un año en el cargo. Además, fruto de su imprevision o de sus cálculos mal medidos, su estrategia deja como un pato cojo a la ministra más valorada por los españoles, la de Defensa.

Porque Sánchez va a verse forzado a atar su propio porvenir al de Margarita Robles ya que de ella depende la cumbre de la OTAN de julio en la que Sánchez tiene depositadas muchas esperanzas de futuro, tanto políticas como personales.

Félix Bolaños relevó a Carmen Calvo hace un año en la sala de máquinas de La Moncloa para arreglar los líos allí. Pero éstos, lejos de disminuir, se han disparado.

Que el presidente no se puede permitir el lujo de dejar caer a Robles ahora da muestra el propio anuncio de la titular de Defensa este mismo miércoles al confirmar su viaje al Pentágono el próximo día 19. Y es que Robles prepara esa cumbre trascendental de la Alianza mano a mano y con hilo directo y permanente con los hombres de Joe Biden.

Este caos provocado por la inexperiencia política de Bolaños y la osadía de un Óscar López sin la visión estratégica del gurú Iván Redondo ha convertido a PSOE en un hervidero.

Tras desactivar totalmente a Ferraz e invadida la sede socialista de dirigentes afines al sanchismo sin más credenciales que el prietas las filas no hay nadie con hechuras y trienios para tomar las riendas de la más grave crisis desde que Sánchez llegó al poder.

Fuentes socialistas consultadas por ESdiario suspiran por un “giro de timón” que dé un “impulso” al Gobierno. En concreto se anhela un vicepresidente político con experiencia, un émulo del añorado Alfredo Pérez Rubalcaba.

El problema es doble para Sánchez: Que se ha quedado sin margen de maniobra ni ases en la manga. Porque la bala de la crisis de gobierno en el ala socialista la gastó hace apenas un año con su revolución y el despido de Redondo, Calvo y Ábalos. Y porque en el ala podemita del Consejo de Ministros tiene vedada la entrada.

Así, se da la paradoja de que el presidente que más vicepresidentes tiene en democracia carece de lo más básico en tiempos de zozobra en Moncloa: un Guerra, un Álvarez Cascos, una Fernández de la Vega, un Rubalcaba o una Sáenz de Santamaría.

Todos ellos manejaban con mano de hierro desde la propia Moncloa las informaciones más sensibles del servicio secreto. Pero en el PSOE tienen claro “que Nadia Calviño no quiere, Margarita Robles no puede y Félix Bolaños no sabe”.

Sánchez tenía cuando llegó a Moncloa el hombre adecuado: José Enrique Serrano, secretario general de la Presidencia del Gobierno con Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Fue recomendado pero Sánchez, como a tantos otros de esa generación, le envío a las tinieblas exteriores.

Y con este incierto escenario en el tramo de la legislatura destinado a ser el “trampolín” de Sánchez hacia su reelección, Ione Belarra parece haberse impuesto a Yolanda Díaz para exigir al presidente que “reactualice” el Gobierno sin concretar cómo más allá del conocido deseo de Podemos de que se purgue a Robles.

Así que en el Gobierno crece el todos contra todos. Belarra contra Yolanda Díaz. Bolaños contra Robles. Robles contra Marlaska. Belarra contra Robles. Y Calviño, vicepresidenta primera, desaparecida. Como ironiza un antiguo dirigente socialista: “Parece Supervivientes, solo va a quedar uno.”