La estrategia de Moncloa con Pegasus hace aguas y Aragonés redobla su chantaje
El Gobierno asegura que no sabe nada acerca del espionaje al presidente de la Generalitat que confirmó el CNI, lo que ha dado aire al independentismo para aumentar sus exigencias.
La estrategia de Moncloa a la hora de gestionar el 'caso Pegasus' hace aguas. Si con la confirmación de los espionajes a Sánchez y Robles se levantaron todo tipo de suspicacias acerca del momento elegido para desvelarlo, el hecho de que el Gobierno asegure que no sabía nada del hackeo del teléfono del Pere Aragonés, realizado por el CNI y con autorización legal, termina por desbaratar su coartada, lo que ha dado aún más alas al independentismo para cuestionar a las instituciones del Estado.
Y es que, después de que la , admitiera el jueves en la Comisión de Gastos Reservados del Congreso que se espió a cerca de una veintena de independentistas con autorización judicial del Tribunal Supremo, las preguntas acerca del asunto no dejan de cercar al Gobierno, ya que nadie termina de creerse que no estuvieran al tanto.
Desde Moncloa subrayan que no sólo desconocían a quién había espiado el CNI, sino que ni siquiera pueden o deben saberlo y que es ese centro de inteligencia quien actúa con autonomía a la hora de desarrollar su labor, una afirmación "difícil de sostener", según el vicesecretario de acción institucional del PP, Esteban González Pons.
De hecho, el eurodiputado se ha preguntado que "si el CNI no informa al Gobierno y a su presidente de sus investigaciones, ¿a quién informa? ¿A nadie? Y entonces, ¿para qué sirve? Qué difícil de sostener. Fuera de España ese argumento no se podría defender sin gran bochorno", ha dicho en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter.
Y es que las explicaciones que debe el Gobierno, no por realizar investigaciones acerca de los líderes independentistas que instigaron el procés, sino por la propia gestión de la polémica por las escuchas son muchas, por lo que los populares tienen claro que quién debe darlas es el presidente del Gobierno, que permanece agazapado mientras se socava la credibilidad de las instituciones del Estado.
"Quedan por dar muchas explicaciones y a quien le corresponde es a Pedro Sánchez, por eso hemos solicitado su comparecencia en el Congreso, para que explique quién mandó realizar el espionaje", ha dicho el vicesecretario de Coordinación Autonómica y Local del PP, Pedro Rollán en TVE, donde ha insistido en que la comparecencia debe realizarse "cuanto antes".
Todo ello, porque nadie se cree ya las aclaraciones de Moncloa, que quiere congraciarse con el independentismo a toda costa, consciente de su debilidad y es capaz de poner en riesgo la estabilidad de España y su credibilidad internacional, desvelando brechas en la seguridad, con tal de sumarse al carro de los espiados y colocarse al mismo nivel que los separatistas, presentándose como una víctima más.
Pero esta jugada de Sánchez ha terminado por desmoronarse y el independentismo, insaciable, ha redoblado sus exigencias, consciente, además, de que tiene un aliado en el Consejo de Ministros, pues desde
Por ello, Pere Aragonés, con quien se reúne el presidente del Gobierno este viernes en el acto de entrega del II Premio Cercle d'Economia a la Construcción Europea a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha exigido que se desclasifique la autorización judicial del Tribunal Supremo que permitió que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) le espiara cuando era vicepresidente del Govern así como a cerca de una veintena de independentistas.
"Es imprescindible que se desclasifique la autorización judicial. Habrá suposiciones, veremos intentos de justificarlo e intoxicaciones de todo tipo. Pero para ejercer mi derecho de defensa, exijo que se desclasifique la autorización judicial y saber los motivos que les llevan a autorizar un espionaje a un adversario político", ha reclamado en una entrevista en Catalunya Radio.
Además, ha considerado que es "urgente recibir todas las explicaciones públicas sobre esta cuestión, así como saber quién dio la autorización política y quién tenía constancia", habida cuenta de que las explicaciones de Moncloa no se sostienen.
Desde el inicio de la polémica por el caso de espionaje, Aragonès y el Govern han elevado el tono ante el Gobierno para exigir que aclare el espionaje, asuma responsabilidades y haya dimisiones, y han restringido las relaciones porque consideran que las confianzas entre ambos gobiernos se han roto.
El independentismo redobla sus exigencias
El hecho de que el Gobierno anunciara que Sánchez y Robles han sido afectados por el espionaje no ha hecho rebajar la presión ni las críticas del Govern, ya que creen que son dos asuntos diferentes y recriminan que hayan reaccionado de manera distinta cuando las escuchas han afectado al presidente del Ejecutivo y a la ministra que cuando solo afectaba a independentistas.
De hecho, el miércoles en la jornada inaugural de la Reunió Cercle d'Economia el presidente de la Generalitat acusó a Sánchez de "dinamitar" la vía del diálogo con su gestión del caso de espionaje y le reclamó que se produzca un punto de inflexión y depure responsabilidades.
Otra de las demandas que ha hecho el jefe del Ejecutivo catalán desde el inicio de la polémica ha sido exigir una reunión con Sánchez para que le dé explicaciones sobre lo ocurrido y poder abordar el asunto, pero por el momento no está previsto este encuentro.
"Ya no es si se hará o no, porque no podrán evitar este encuentro. Es cuándo se hará. Y esto sólo lo puede responder la Moncloa", afirmó el martes la portavoz del Govern, Patrícia Plaja, en la rueda de prensa posterior al Consell Executiu, en la que también reclamó a Sánchez que aprovechara su visita a Barcelona para dar explicaciones sobre el espionaje.
Sin embargo, rechazó que el Cercle d'Economia deba ser el escenario de esta reunión, ya que él quiere que este hipotético encuentro entre presidentes sirva para abordar profundamente el caso de espionaje y no se limite a una breve conversación.
Es decir, el independentismo catalán quiere una nueva mesa bilateral con Sánchez en la que se desvelen secretos de Estado para sí obrar en consecuencia, ya que permitiría aumentar el chantaje a un Gobierno que agoniza ahogado por sus propios socios.